Santa Catalina Labouré, llamada la santa del silencio, es la prueba más contundente de que la Medalla Milagrosa nos invita a llevar una vida de total sumisión y adhesión al proyecto de Jesús.

Santa Catalina Labouré, llamada la santa del silencio, es la prueba más contundente de que la Medalla Milagrosa nos invita a llevar una vida de total sumisión y adhesión al proyecto de Jesús.
La Iglesia no es una Institución cerrada, es una comunidad abierta donde todos tienen una misión. Desde el Concilio Vaticano II la Iglesia se ve a sí misma como una comunidad donde todos entran en diálogo, donde los pobres y marginados ocupan un lugar especial.
El primer corazón coronado de espinas, el de Jesús, nos invita a asumir estilos de vida más acordes con el Evangelio. El segundo corazón es atravesado por una espada, el de María, una referencia a descubrir nuestra vida ante los ojos de Dios.
El encuentro de dos mujeres que han asumido la misión de ser madres, en dos realidades bastante difíciles. María que asume su maternidad aun cuando la ley podría ponerse en contra de ella; e Isabel que por su avanzada edad puede tener complicaciones de salud.
Desde el año 2003, la Asociación de la Medalla Milagrosa de San Salvador, ha sumido con responsabilidad la misión de llevar en peregrinación de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Año tras año, durante el mes de mayo y algunos días de junio, la imagen de la Virgen...
Cuentan que, en tiempos de guerra, un soldado tomo consigo miles de Medallas Milagrosas y las arrojo desde lo alto a varios vecindarios, tal fue la devoción con que se realizó el hecho, que en aquellos lugares donde la medalla cayó se vio preservada de los bombardeos.
Los niños reciben la Medalla Milagrosa y aunque no saben leer o no saben de conceptos teológicos o dogmáticos, saben que es la Medalla de la Madre de Jesús y que ella con protección maternal cuida de ellos en los momentos más desdichados o felices de sus vidas.
La noche del 18 de julio de 1830, la Santísima Virgen María le pidió a santa Catalina un grupo de jóvenes que se consagrará a ella. María sin duda, conoce la fuerza que tiene la juventud para realizar trasformaciones positivas en la sociedad y en la Iglesia.
Hoy estamos enfrentando una de las crisis humanitarias más fuertes y sin precedentes, a causa de miles de personas que, huyendo de su país, han llegado a países vecinos o lejanos. Personas que caminan por días buscando mejores oportunidades, algunas mueren en el camino y las que no, tienen que enfrentar el desprecio, la indiferencia, el hambre y otras incomodidades.
Dios quiso que su Hijo naciera en una familia sencilla y humilde como la de María y José, en un pequeño pueblo de Nazareth. La Familia ha jugado un papel importante en el proyecto salvífico de Dios.
La Medalla Milagrosa es el signo de los sencillos, esos mismos que junto a la Virgen María siguen entonando un cántico de acción de gracias a Dios, porque se ha fijado en los humildes y tiene predilección por los que son marginados.
El mundo sufre dolores de parto, por el mal que el hombre ha hecho sobre él, la era industrial y a explotación desmedida de las riquezas naturales ha llevado al planeta a un callejón sin salida de desolación y miseria.