La Santísima Virgen María hizo un pedido especial a la joven Santa Catalina Labouré: quería un grupo de jóvenes que se consagraran a su especial cuidado, que formaran una comunidad para servir a los pobres y difundir el mensaje de la Medalla.

La Santísima Virgen María hizo un pedido especial a la joven Santa Catalina Labouré: quería un grupo de jóvenes que se consagraran a su especial cuidado, que formaran una comunidad para servir a los pobres y difundir el mensaje de la Medalla.
La Medalla Milagrosa fue un obsequio de la Santísima Virgen a la Iglesia en medio de la guerra, del conflicto y de la incertidumbre que se cernían sobre Francia a comienzos del siglo XIX. La medalla es una forma en que María le habla a una sociedad perdida en conflictos innecesarios.
María nos recuerda que ella y su familia fueron migrantes, y tuvieron que enfrentar el rechazo y la marginación. La Medalla es un signo de esperanza para los hombres y mujeres que se ven obligados a abandonar sus tierras por diversos factores y que deben enfrentar la xenofobia y el rechazo.
La Medalla Milagrosa, un precioso regalo que nuestra Madre María Inmaculada nos entregó el año de 1830, año en que un hecho prodigioso conmovió al mundo entero teniendo como protagonista a una Humilde Hija de la Caridad, Santa Catalina Labouré. A través de la Medalla,...
María en la medalla lleva sus vestidos blancos, luminosos como el sol, los mismos con los que fuimos revestidos el día de nuestro bautismo.
Para Dios no hay nada imposible, con estas palabras que están en el versículo 37 el Ángel se despide de María; la Madre de Dios “desocupa” toda su vida, para dejar que Dios llene completamente su ser.
En la medalla, Nuestra Madre María, se manifiesta pisando la serpiente, signo del mal que oprime a los cristianos y que está constantemente asechando a la humanidad, como la Virgen nosotros también estamos llamado a vencer el mal que nos gobierna.
Asociación de la Medalla Milagrosa Asamblea Internacional (virtual) 14-17 de octubre de 2022 Más de 120 delegados, representando a cuarenta y cinco naciones, se reunieron virtualmente para escuchar, dialogar y planificar los próximos seis años. Cada nación era ya...
Santa Catalina Labouré, llamada la santa del silencio, es la prueba más contundente de que la Medalla Milagrosa nos invita a llevar una vida de total sumisión y adhesión al proyecto de Jesús.
La Iglesia no es una Institución cerrada, es una comunidad abierta donde todos tienen una misión. Desde el Concilio Vaticano II la Iglesia se ve a sí misma como una comunidad donde todos entran en diálogo, donde los pobres y marginados ocupan un lugar especial.
El primer corazón coronado de espinas, el de Jesús, nos invita a asumir estilos de vida más acordes con el Evangelio. El segundo corazón es atravesado por una espada, el de María, una referencia a descubrir nuestra vida ante los ojos de Dios.
Recibir a María en nuestras casas es también una invitación profética a acoger en nuestra vida a aquellas personas que más lo necesitan.