Hoy, en medio de tantas amenazas que buscan dañar, matar y hacer perder a los niños, es importante que como Iglesia oremos y velemos por la seguridad de los más frágiles de nuestra comunidad.

Hoy, en medio de tantas amenazas que buscan dañar, matar y hacer perder a los niños, es importante que como Iglesia oremos y velemos por la seguridad de los más frágiles de nuestra comunidad.
La Santísima Virgen María hizo un pedido especial a la joven Santa Catalina Labouré: quería un grupo de jóvenes que se consagraran a su especial cuidado, que formaran una comunidad para servir a los pobres y difundir el mensaje de la Medalla.
La Medalla Milagrosa fue un obsequio de la Santísima Virgen a la Iglesia en medio de la guerra, del conflicto y de la incertidumbre que se cernían sobre Francia a comienzos del siglo XIX. La medalla es una forma en que María le habla a una sociedad perdida en conflictos innecesarios.
En 1853, Rusia quiso apoderarse de la Península de Crimea en el Mar Negro para tener una salida al Mediterráneo y envió sus ejércitos contra Turquía, la dueña de Crimea. Pero Gran Bretaña y Francia enviaron también sus ejércitos para defender a Turquía. Fueron...
La Virgen María nos habla con la certeza de saber que, aunque las dificultades y las tormentas arrecian con toda su fuerza, la Esperanza es la que siempre tiene la última palabra.
La Medalla nos pone en una actitud misionera, quien la recibe no puede quedarse de brazos cruzados, debe ponerse en camino como María, para ser portadores del Espíritu Santo y llenar de alegría los corazones de quienes nos encontramos en el camino.
María, siendo inmaculada desde su concepción, nos invita a nosotros a la santidad de vida; la oración constituye el bastión que sostiene a Nuestro Señor Jesús en toda su obra apostólica.
La caridad implica tener un corazón dispuesto a entender las necesidades materiales y físicas de nuestros hermanos y hermanas.
María en la medalla milagrosa aparece rodeada de estrellas, una alusión a la iglesia que debe ser junto con Cristo, ruta segura a la salvación.
María no solo nos enseña a estar atentos a las necesidades de los demás, sino a ayudar en la transformación de la vida misma señalando a Cristo Jesús y acudiendo al llamado de “hacer lo que Él nos dice”.
La Medalla Milagrosa, un precioso regalo que nuestra Madre María Inmaculada nos entregó el año de 1830, año en que un hecho prodigioso conmovió al mundo entero teniendo como protagonista a una Humilde Hija de la Caridad, Santa Catalina Labouré. A través de la Medalla,...
María en la medalla lleva sus vestidos blancos, luminosos como el sol, los mismos con los que fuimos revestidos el día de nuestro bautismo.