Ján Havlík fue un seminarista eslovaco que, pese a la persecución comunista en Checoslovaquia, mantuvo su fe inquebrantable y sufrió encarcelamiento, tortura y trabajos forzados en minas de uranio. Su martirio fue reconocido por la Iglesia, y en 2024 fue beatificado como testimonio de resiliencia y fidelidad a su vocación religiosa.
