“Tomó a un niño y lo puso en medio”
Job 1, 6-22; Sal 16; Lc 9, 46-50.
En la Sierra Tarahumara la Congregación de la Misión y las Hijas de la Caridad atendemos en conjunto un internado para 30 niños indígenas rarámuri. Estos niños están en nuestro corazón y tienen historias tan complicadas como tristes:
Roberto: 10 años, 5º de primaria, huérfano de madre y abandonado por el padre, hijo menor de seis medios hermanos y de la cuarta pareja de la madre. Estudia en el internado desde hace 2 años y gracias a los apoyos ha logrado aferrarse al estudio como su única oportunidad vital de supervivencia.
Lázaro: 8 años, 4º de primaria, abandonado por su padre, su madre trabaja en la capital; fue puesto a disposición del abuelo quien sostiene una relación con otras dos mujeres además de su abuela; entonces llegó al internado.
Andrés: 10 años, 4º de primaria, su padre corrió a su madre y a sus dos hermanos menores de su casa a punta de pistola para poder vivir con otra mujer en la casa. Llegaron como consecuencia de eso.
Así como ellos, todos tienen historias que hielan la piel. ¿Cuándo estarán los niños y su infancia verdaderamente en el centro de nuestras vidas?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Carlos Regino Villalobos E. C.M.
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