La repetida pregunta de Jesús a Pedro —«¿Me amas?»— tiene por objeto despertar en nosotros el convencimiento de que el amor a Dios se manifiesta a través de los hechos, especialmente en favor de los pobres, en quienes Cristo está verdaderamente presente. El amor a Dios y al prójimo son inseparables, y debemos responder a la llamada de Cristo no sólo con palabras, sino con obras.
