Serie Contemplación SSVP USA

Contemplación: Humildad sencilla y amable

El beato Federico destacó la humildad, la sencillez y la motivación religiosa como elementos esenciales para la misión de la Sociedad, y advirtió contra el orgullo, la burocracia y el énfasis en la eficiencia por encima del espíritu. Instó a que todo el mérito se atribuyera a Dios, fomentando un servicio inspirado en Cristo y el respeto hacia otras iniciativas caritativas, sin comparaciones ni rivalidades.

Contemplación: Al que menos amo

La repetida pregunta de Jesús a Pedro —«¿Me amas?»— tiene por objeto despertar en nosotros el convencimiento de que el amor a Dios se manifiesta a través de los hechos, especialmente en favor de los pobres, en quienes Cristo está verdaderamente presente. El amor a Dios y al prójimo son inseparables, y debemos responder a la llamada de Cristo no sólo con palabras, sino con obras.

Contemplación: No nuestra ayuda, sino nuestros corazones

La verdadera humildad reconoce que todo lo bueno viene de Dios, no de nuestras propias manos, y por lo tanto ni nos jactamos del éxito ni nos desesperamos por el fracaso, confiando en cambio en la voluntad y el momento de Dios. Nuestro papel no es atribuirnos el mérito ni controlar los resultados, sino servir con amor, paciencia y total confianza en la Divina Providencia.

Contemplación: Una unión perfecta

Visitar a los pobres en parejas, siguiendo el consejo de Cristo, favorece el mutuo apoyo, la caridad y una visión más honda. Esta práctica construye una verdadera amistad cristiana, uniendo a los vicentinos en espíritu y servicio al prójimo.

Contemplación: Al que menos amo

Contemplación: Al que menos amo

La repetida pregunta de Jesús a Pedro —«¿Me amas?»— tiene por objeto despertar en nosotros el convencimiento de que el amor a Dios se manifiesta a través de los hechos, especialmente en favor de los pobres, en quienes Cristo está verdaderamente presente. El amor a Dios y al prójimo son inseparables, y debemos responder a la llamada de Cristo no sólo con palabras, sino con obras.

Contemplación: Al que menos amo

Contemplación: No nuestra ayuda, sino nuestros corazones

La verdadera humildad reconoce que todo lo bueno viene de Dios, no de nuestras propias manos, y por lo tanto ni nos jactamos del éxito ni nos desesperamos por el fracaso, confiando en cambio en la voluntad y el momento de Dios. Nuestro papel no es atribuirnos el mérito ni controlar los resultados, sino servir con amor, paciencia y total confianza en la Divina Providencia.

Contemplación: Al que menos amo

Contemplación: partidos, bendecidos y compartidos

Estamos llamados a servir a los pobres no desde un lugar de supremacía, sino desde nuestra propia vulnerabilidad y necesidad de la gracia de Dios, al igual que Federico Ozanam reconocía su fragilidad humana. Al aceptar la nuestra, nos convertimos en instrumentos de Cristo —benditos, quebrantados y compartidos como la Eucaristía— llevando esperanza, alegría y comunión a un mundo necesitado.

Contemplación: Al que menos amo

Contemplación: Las penas que no podemos evitar

Suffering often challenges our faith, yet as Vincentians, we are called to respond with compassion, doing all we can to relieve the neighbor’s pain while recognizing that our deeper mission is to grow in holiness by serving Christ in the poor. Even when material aid falls short, we bring true hope through acts of love, presence, and friendship that reveal God’s enduring light in the midst of darkness.

Contemplación: Al que menos amo

Contemplación: El medio es el mensaje

Dios, que una vez habló a través de profetas y tempestades, finalmente optó por comunicarse a través de la humildad de la Encarnación, haciéndose uno con la humanidad para compartir su sufrimiento y ofrecer el amor divino. Este mismo espíritu de presencia humilde y personal inspira una forma de servir a los pobres que prioriza la amistad y el amor sobre la distancia institucional o la autoridad.

Contemplación: Al que menos amo

Contemplación: abiertos a todos

Ser miembro de la Sociedad de San Vicente de Paúl exige un compromiso genuino con el prójimo necesitado y una actitud receptiva hacia todos aquellos que buscan vivir su fe a través del servicio. El crecimiento y la fidelidad a la misión dependen de la acogida tanto de los nuevos miembros como de sus ideas, fomentando la colaboración, la amistad y un camino compartido hacia la santidad.

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