“Herodes había mandado arrestar a Juan”
Sir 47, 2-13; Sal 17; Mc 6, 14-29.
La palabra mártir significa testigo, y Juan el bautista lo fue. Supo decir a la gente, e incluso al mismo rey Herodes, lo que es de Dios y lo que no lo es. Hoy tampoco faltan testigos, es decir “mártires” de la fe. Dice el Papa Francisco: “que nunca se olvide el gran signo de esperanza constituido por los numerosos testigos de la fe cristiana que ha habido en el último siglo”. Hoy mismo hay cristianos que “viven en situaciones de hostilidad y persecución, en ocasiones hasta el testimonio supremo de la sangre”.
Todos esos testigos “son un signo elocuente y grandioso que se nos pide contemplar e imitar. Ellos muestran la vitalidad de la Iglesia; son para ella y la humanidad como una luz, porque han hecho resplandecer en las tinieblas la luz de Cristo”.
¿Qué me dice esto a mí, que muchas veces doy un testimonio pobre, mediocre de mi fe, de mi esperanza y de mi amor por Cristo? Pidamos a Dios la gracia de tener la valentía de enfrentar las situaciones difíciles a la luz de la fe. Y que siempre estemos preparados para “dar razón” de nuestra fe, de la esperanza y del amor que le tenemos a Dios y a sus preferidos, los pobres.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Aarón Gutiérrez Nava C.M.
Muchas gracias Padre Aarón por compartir sus reflexiones, nos ayuda y enriquece nuestra vida