“Para proporcionarles oportunamente el alimento”
1 Tes 3, 7-13; Sal 89; Mt 24, 42-51.
La parábola del siervo fiel y prudente que hoy leemos nos insiste en que la presencia de Dios se vive en la sana relación, atención y reconciliación con los demás, de modo que ese “velen y estén preparados”, no puede asumirse como una invitación a encerrarnos en nosotros mismos, sino por el contrario, como un volver a Dios en los otros.
La vocación y misión que Dios encomienda a cada persona, con variantes y modos que se personalizan en cada uno de nosotros, coincide con la del relato evangélico de hoy: “proporcionar oportunamente el alimento”, y no sólo el alimento material, sino también el emocional y el espiritual, es decir, tener un sentido profundo del valor de la vida de cada uno de los encomendados, para que puedan descubrir que Dios los ama, los perdona y los acompaña a través de nosotros y nuestros cuidados.
Señor, en cada etapa de mi vida, Tú te has hecho presente a través de las personas que me han acompañado; gracias por ello. Ayúdame a poder recordarlo constantemente para poder corresponder en las personas que ahora pones en mi camino y hacerles sentir tu cercanía con mis acciones y actitudes, por tu amor y con tu amor. Amén.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Erick Fernando Martínez Benavides, CM.
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