La Congregación de la Misión y la Juventud: desafío y prioridad frente a la Asamblea General 2022

por | Feb 9, 2021 | Congregación de la Misión, Formación, Reflexiones | 0 Comentarios

En la actualidad, el mundo alberga a la generación de jóvenes más numerosa de la historia, conformada por 1.800 millones de personas, de las cuales cerca del 90% viven en países en desarrollo, donde constituyen una gran parte de la población. Podemos decir que el mundo tendrá más jóvenes en el año 2030, y para nosotros, es un motivo de reflexión importante con miras al futuro de que hará la Congregación para renovarse y buscar las maneras siempre nuevas de acompañar a los jóvenes de hoy, de manera significativa, con fidelidad creativa, audacia vicenciana, celo misionero y por nuestro sano acompañamiento hacia su propia y verdadera libertad en un carisma tan actual y siempre nuevo como es el carisma de San Vicente de Paúl.

Revitalizando nuestra identidad misionera e institucional frente a nuestra próxima Asamblea General, podemos recordar ya el número 2 de nuestras Constituciones donde se nos ofrecía una verdadera oportunidad de renovación constante: “La Congregación de la Misión, atendiendo siempre al Evangelio, a los signos de los tiempos y a las peticiones má s urgentes de la Iglesia, procurará abrir nuevos caminos y aplicar medios adaptados a las circunstancias de tiempo y lugar, se esforzará ademá s por enjuiciar y ordenar las obras y ministerios, permaneciendo así en estado de renovación continua.Dicho sea de paso, con unas Constituciones que ya cumplirán casi 40 años y con una Asamblea que reflexionará y pondrá en atención, su caminar en sus próximos seis años, y que pudiera ser esa oportunidad que esperan los cientos de jóvenes que se están formando en nuestras casas de formación como nuestras nuevas generaciones de misioneros como los miles de jóvenes que participan en nuestras obras y familias vicencianas de cada país.

La Juventud como destinataria de la Misión debiera ser un eje prioritario para toda la Congregación frente al desafío de ver, juzgar y actuar como modelo pedagógico y pastoral que guiará a nuestra Congregación en su próxima Asamblea General en el año 2022. Para ello sería preciso revitalizar nuestra identidad que se ha suscitado en la Iglesia, como una Congregación, que no sólo actúa desenfrenadamente ante el acelerado envejecimiento de sus fuerzas y miembros, ni tampoco por la aridez o sobrevivencia vocacional que ha permeado un poco el talante profético que nos ayuda a salir de sí mismos para optar por acompañar, servir y evangelizador a los jóvenes pobres. Además de los errores, decepciones y poco entusiasmo misionero por ellos, la falta de un sabio acompañamiento y las pocas oportunidades de que se equivoquen creando, soñando o intentando mejorar nuestros servicios misioneros con la sabia de su juventud, pueda ayudar solo a alejarnos en vez de construir la verdadera comunidad para la Misión de hermanos que se quieren bien que hubiera soñado San Vicente de Paúl.

Apostar por la juventud es apostar por el futuro, entender el mañana como algo bueno y esperanzador. Esta apuesta conlleva también una salida de nosotros mismos, un sufrimiento quizás, pues los jóvenes nos rompen los esquemas una y otra vez y no podemos caer en la tentación de pensar que el pasado es siempre mejor. Estar con los jóvenes implica también una toma de contacto imprescindible con la realidad, pues en la mayoria de los casos quedamos al margen de lo que piensan y viven, además de suponer que no quieren tener contacto con nosotros. Pero también es la oportunidad de llenarnos de su optimismo, de confiar en ellos y soñar juntos, de mirar los horizontes de una nueva realidad o viajar con ellos en el tren de la esperanza que pueda ayudarnos a crecer en nuestra identidad y extensión misionera.

Hay que ser capaces de dejar el protagonismo a los jóvenes, que no es lo mismo que desentenderse del trabajo misionero. Intentar sacar lo mejor de cada uno a distintos niveles y que sientan que forman parte de algo grande y que se ilusionen por ello. Esto implica grandes dosis de paciencia y creatividad, y saber acoger la imperfección propia y ajena como parte imprescindible del proceso. Por de pronto, no pensar que esto es algo solo de colegios, universidades o de algunos vicencianos. No se trata de volvernos especialistas en jóvenes o de rejuvenecernos superficialmente. Quizás pasa por plantearnos cómo favorecemos tanto personal como institucionalmente, espacios y tiempos para crear procesos de calidad en el acompañamiento, descubrimiento de los talentos y dones de los jóvenes, así como de nuevas vocaciones que alimenten el sueño de una Congregación en salida y siempre nueva.

Ahora bien, no se trata de la cultura del descarte, que podría eventualmente desechar o dejar de lado a nuestros misioneros mayores, por optar por los jóvenes, sino más bien, diría que estamos en el punto de generar puentes intergeneracionales que permitan aprender de lo viejo y lo nuevo, para empezar a pensar en el futuro que dejaremos a los próximos que nos reemplazarán en nuestros servicios misioneros. Puede existir la tentación de dejar que nadie invada nuestros espacios, liderazgos, oficios y servicios con tal, de creernos irremplazables o por nuestra comodidad o instalación misionera, pero debemos verlo con espíritu de fe, de que esta Casa es tuya, Señor, que no exista en ella piedra alguna que no haya colocado tu mano, como rezamos en la Esperanza de Israel y que la Misión seguirá si logramos estar en estado de renovación continua, revitalizando nuestra identidad misionera, al inicio del quinto centenario.Ya lo señala la Exhortación Apostólica del Papa Francisco sobre los Jóvenes llamada Christus Vivit en su número 199: “Si caminamos juntos, jóvenes y ancianos, podremos estar bien arraigados en el presente, y desde aquí frecuentar el pasado y el futuro: frecuentar el pasado, para aprender de la historia y para sanar las heridas que a veces nos condicionan; frecuentar el futuro, para alimentar el entusiasmo, hacer germinar sueños, suscitar profecías, hacer florecer esperanzas.”

Álvaro Tamblay Godoy, C.M.
Provincia de Chile

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