“Simeón, conducido por el Espíritu Santo…”
Mal 1, 3-4; Sal 23; Heb 2, 14-18; Lc 2, 22-40.
El evangelio de San Lucas nos presenta hoy a la Sagrada Familia que se dirige al templo para cumplir con la ley: consagrar todo varón primogénito al Señor, según la ley de Moisés. Simeón, un hombre bueno que había recibido la promesa de no morir hasta no ver al Mesías, abraza al Niño y da gracias a Dios por haberlo conocido. Después se dirige a María: una espada te atravesará el alma. Jesús será para unos libertad, justicia, amor y paz; de otros recibirá rechazo hasta llevarlo a la muerte.
Hoy constatamos también esta realidad. Para unos Jesús es Camino, Verdad y Vida; de otros seguirá experimentando el rechazo y la oposición a su proyecto. Quienes nos sabemos comunidad de seguidores tomemos el ejemplo de Simeón, reconociendo que solo en Jesús tenemos un camino abierto a la vida, y a una vida en plenitud.
Hoy en la Iglesia celebramos la jornada de la Vida Consagrada, recordamos a todas aquellas personas que se han consagrado a Dios para vivir la radicalidad del evangelio desde una vida de pobreza, castidad y obediencia, dedicados a construir el Reino de Dios. Pidamos por ellos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
P. Benjamín Romo cm
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