“Sígueme”
1 Sam 9, 1-4. 17-19; Sal 20; Mc 2, 13-17.
Todos conocemos la escena conmovedora de la vocación de Mateo. Jesús va caminando y “mira” a Mateo quien, sentado, cumple su oficio de recaudador de impuestos.
Primero es la mirada: sin prejuicios (Mateo es un traidor y pecador, según Israel) ni condenas. Jesús mira en él algo más profundo y esencial, descubre la posibilidad de un discípulo y reconoce su derecho a cambiar, a reivindicarse, a encontrar, junto a él, nuevos caminos para su vida.
Luego viene la invitación: “sígueme”, y la respuesta pronta, sin titubeos. Mateo rompe con su pasado y emprende un nuevo rumbo con Jesús. Luego vendrá la fiesta por la amistad, por el futuro recuperado.
No tienes que cargar para siempre con los fardos de tu pasado. Encontrarte con Jesús te da la posibilidad de desprenderte de ellos, y de cualquier carga que no sea la del amor fraterno. Porque su mirada contiene la verdad sobre ti. Cuando Jesús te mira, re recrea, te reconstruye y te revela no lo malo o desgraciado que hayas sido, sino le feliz y completo que puedes llegar a ser.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
P. Silviano Calderón cm
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