“Préstame tres panes”
Mal 3, 13-20; Sal 1; Lc 11, 5-13.
La parábola del amigo impertinente está relacionada con la oración del Padrenuestro. En concreto, es la explicación de la oración “danos hoy nuestro pan de cada día”. Nos exhorta a una oración sostenida por una fe atrevida que se aprecia en el amigo que duerme. Necesitamos recurrir a Dios insistentemente. ¡Hay que despertarlo! Pedir sin desfallecer confiando en que Dios nos ayudará.
El silencio sordo y hostil tiene un significado profundo de salvación: exige una fe profunda en el amor sin límites, es una fe desvergonzada en el amor sin límites que lo lleva a hacer del sueño un lugar en el que Dios se entrega a nosotros. Nos confiamos en su silencio sin más prueba que la esperanza de ser escuchados.
Por otra parte, también estamos invitados a ponernos en el lugar del amigo que duerme. Estamos llamados a ayudar a quien camina en la oscuridad de la noche y necesita del pan que le alimente y le haga ver la luz.
El amigo impertinente necesita tres panes. ¿Por qué tres? Uno sería para el viajero que llega; el segundo sería para el amigo que está tocando a la puerta y ¿el tercero? ¿No podría ser para el amigo que duerme? Pidiendo tres panes, implícitamente le está invitando a unirse. El pan que está pidiendo a una hora inoportuna tiene como fruto una nueva amistad que crea una verdadera comunidad.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Antonio G. Escobedo Hernández C.M.
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