Dt 7, 6-11; Sal 102; 1Jn 4, 7-16; Mt 11, 25-30.
“Te doy gracias, Padre, Señor del cielo…”
Hoy la iglesia nos invita a celebrar la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. El libro del Deuteronomio nos muestra la elección del pueblo de Israel, un pueblo que ha pasado por la opresión de los egipcios. Dios al liberarlo, opta por aquellos que sufren. En la segunda lectura San Juan nos recuerda la esencia de nuestra vida cristiana: Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
En el evangelio, Mateo muestra a Jesús alabando al Padre, que se ha revelado a los humildes y sencillos, para quienes sigue siendo su consuelo en medio del dolor Dios. Exhorta a seguirlo a los que están cansados y agobiados. No les dice, descansen y no hagan nada, sino que los invita a tomar su yugo, que es ligero. No les quita el dolor y el cansancio, les dice que confíen en él para que puedan vivir en la esperanza y el consuelo que viene de Dios mismo, ese consuelo de amor manifestado en el corazón sensible, misericordioso de Jesús. Corazón abierto y traspasado por amor.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Seminaristas del Seminario Mayor Vicentino de Tlalpan, Cd. de México
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