2 Cor 5,14-21; Sal 102; Mt 5, 33-37.
“El Señor es compasivo y misericordioso”
Los criterios humanos con que el hombre vive tienen intereses que se limitan, muchas veces, solamente a resolver sus pasiones. Mientras que, para todo cristiano, la vida tiene sentido y significado a partir de la experiencia de saberse amado y protegido por un amor siempre fiel. Amar a Cristo, implica saber quién es aquel que nos ama y conocer qué es lo que hace Dios en nuestra vida.
Dios envía a su Hijo amado para rescatarnos de la esclavitud del pecado que nos ata a este mundo. Dando su vida por nosotros, Jesús nos libera de toda angustia; movidos por la fe podemos caminar por este mundo con la alegría de saber que, al hacer todo por amor a Dios, ya no hay angustia que temer en este mundo. Ya no tenemos que vivir juzgando la vida de los demás, de ahora en adelante, la única decisión que importa es si dejaremos actuar a Dios en nuestra vida, y que se realice en nosotros la voluntad del Dios que amamos y en el que creemos.
Vivir en el amor de Cristo, es sentirnos amados con un amor infinito y es, también, vivir siendo compasivos y misericordiosos con nuestro prójimo. ¡Buen día! ¡Se feliz!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Seminaristas del Seminario Mayor Vicentino de Tlalpan, Cd. de México
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