Hech 4, 1-12; Sal 117; Jn 21, 1-14.
“Al amanecer Jesús estaba en la playa”
Es la tercera aparición de Jesús a sus discípulos, según San Juan. Todo sucede a orillas del lago de Galilea… como al principio, cuando fueron llamados a seguir a Jesús.
La atmósfera es deliciosa. Jesús ha hecho la fogata en la arena y ha preparado pan y pescado, y los llama en torno, “vengan a comer”, les dice.
Están cansados, malhumorados por la noche inútil sin pesca; la vida, el futuro, han perdido razón sin el Maestro. Sin embargo el Resucitado los volvió a reunir en torno a él, y ahí, en esta reunión íntima, recuperan las fuerzas y la comunión, y la fe y la esperanza, y la confianza en el proyecto de Jesús. Vuelven los ánimos, la alegría, la pasión por el Reino de Dios, las ganas de seguirlo a Él, ahora sí, hasta darlo todo.
En torno a Jesús resucitado se rehace el hombre cansado y vacío, se forma la Iglesia y renace el futuro. En torno a Jesús resucitado se abre la vida del hombre al horizonte infinito de su vocación, de su destino. En torno a esas brazas de la playa volvieron la fe y la esperanza de la humanidad. De ahí se levantarán los discípulos –todos nosotros– para reemprender el camino hacia la luz verdadera.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Silviano Calderón S., cm
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