Sof 3, 14-18; Salmo 12; Fil 4, 4-7; Lc 3, 10-18.
“El Señor es mi Dios y salvador. Con él estoy seguro.”
Vamos a concedernos el beneficio de la duda: Queremos ser buenos. Vale. Lo que pasa es que no sabemos cómo.
Pues parece que no estamos solos en esto. Por lo visto a los contemporáneos de Juan Bautista les pasaba lo mismo. De ahí la pregunta que le hacen: “Maestro, ¿qué debemos, qué tenemos que hacer?” Y Juan les va poniendo la cataplasma a cada quien, justo donde más le duele.
¿Eres insensible ante las necesidades de los pobres? Afloja la bolsa. ¿Vendes, compras, administras, tienes relaciones financieras o comerciales con otros? Sé honesto, transparente, huye de la corrupción como de la lepra. ¿Que ustedes tienen una parcela de autoridad, grande o pequeña? No importa, no abusen de ella; ejérzanla como servicio.
O, a lo mejor, sí sabemos cómo, pero nos puede la flojera o el desánimo. Por eso este domingo de Adviento es como para meterte la alegría al cuerpo. Antiguamente se conocía como el domingo “Gaudete”, algo así como “Den rienda suelta a la alegría; disipen sus temores; no desfallezcan, el Señor está en medio de ustedes y los ama”. No se olviden, la Navidad, antes que nada, es misterio de amor.
Hoy comienzan las Posadas, la novena de preparación para la Navidad; ¿de veras? Quiero decir, ¿de veras nos preparan las Posadas para celebrar la Navidad? Bueno, sí; hay Navidad y Navidad; Posadas y Posadas.
Dime cómo son tus Posadas y te diré cómo es tu Navidad.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Miguel Blázquez Avis, CM
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