“Ven Espíritu Santo y endulza nuestros pesares”
Filp 2, 1-4; Sal 130; Lc 14, 12-14.
En esta cultura de muerte en que vivimos se desprecia a la gente que, según nosotros, no está a nuestro nivel intelectual o social: indígenas, migrantes, vagabundos, viciosos, trabajadoras domésticas, enfermos, ancianos, huérfanos, pecadores… Y hasta nos burlamos de ellos. Es tiempo de Conversión.
La comida del Evangelio a la que ha sido invitado Jesús, nos sirve de enseñanza para saber cómo debemos comportarnos ante los demás: con sencillez y humildad. Nos enseña a hacer de nuestras familias una escuela donde se aprenda la generosidad de compartir con los más necesitados lo mucho o lo poco que tengamos.
Amar es tener en cuenta a las personas más pobres para compartir con ellos.
Amar es vivir con intensidad nuestra misión en el Reino de Dios: “El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva” (Lc 4, 16).
Amar es cumplir la justicia, la verdad, la solidaridad, la gracia, la paz, la vida y el amor, empezando por nuestras familias.
“Dame Señor, la paz junto a ti” (Sal 130).
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Arturo García Fonseca, CM
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