Sab 3,1-9; Sal 26; 1Jn 3,14-16; Mt 25, 31-46.
“Ven Espíritu Santo, Señor y dador de Vida”
Cristo es el Buen Pastor. Sin embargo hay muchas familias que se alejan de su rebaño, pues en vez de ser ovejas obedientes de Cristo, son cabritos que se refugian en la soberbia, el orgullo, el egoísmo, el alcoholismo y la droga. Prefieren vivir en la cultura de muerte y destruir su hogar.
Cristo es nuestro Rey, pero el criterio del Reino no será el poder ni la elocuencia, sino el servicio. Y con el servicio tendremos vida, y vida en abundancia que se desborda hasta el cielo eterno.
Cristo es Nuestro Señor, y lo serviremos como tal cuando nos entreguemos al amor de los hermanos más pequeños (los pobres, los débiles y los marginados) con las obras de misericordia. Y si faltamos a esas obras de misericordia para con los humildes, es al mismo Señor Jesús a quien despreciamos.
Seamos misericordiosos, ya que los de la derecha son premiados con la vida eterna, porque cumplieron la ley del amor; y los de la izquierda con el castigo eterno, porque no practicaron el mandamiento mayor: EL AMOR.
Todos los días y más a la hora de la muerte “espero ver la bondad del Señor” (Sal 26).
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Arturo García Fonseca, CM
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