1Jn 2, 22-28; Sal 97; Jn 1, 19-28.
Cantemos la grandeza del Señor
Animado e inspirado por tu Palabra, que me da vida, quiero nuevamente en este segundo día del año continuar con mi oración de gratitud y de súplica en este nuevo año.
Te pido Señor que me libres de ser vanidoso, de creerme bueno, de sentirme satisfecho y conforme. No dejes que me paralice la inercia, el orgullo o la búsqueda de mí mismo. Padre bueno y misericordioso, no dejes de incomodarme con tu presencia y tu Palabra, de mantenerme en búsqueda creativa de nuevos caminos en el servicio a los demás, de lanzarme contigo a construir tu reino de paz, amor y justicia.
Enséñame a mantenerme sencillo y alegre, a ser verdaderamente testigo tuyo en mi mundo.
Ayúdame a desprenderme de todo lo que me estorba para seguirte, líbrame de lo que me hace tropezar, de lo que me pesa: de mis rencores, mis egoísmos, mis orgullos, mis miserias, mis apegos.
Enséñame a ser paciente, comprensivo, dulce, a perdonar a los otros, a acogerlos en mi corazón. Enséñame a amar como Tú nos amas.
Quiero descubrirte en cada día de este año que empieza, y ayudar a que otros te descubran también. Señor, que cuando me busquen a mí, te encuentren siempre a Ti. Que así sea, Padre Dios.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Benjamín Romo Martín, cm
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