”Sean perfectos como su Padre celestial“
1Re 21, 17-29 | Sal 50 | Mt 5, 43-48.
Si amamos sólo a quienes nos quieren, si saludamos sólo a quienes nos caen bien, ¿qué hacemos de extraordinario? Eso lo hace cualquiera, sin necesidad de ningún espíritu especial; eso no cambia el mundo.
Ustedes están llamados a reconstruir, desde sus cimientos, la vida de los hombres, la estructura de las sociedades –nos propone Jesús en el evangelio de hoy. Ustedes están llamados a recorrer otro camino que los lleve a mirar a los hombres como hermanos. Ustedes amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen. Ustedes perdonen a quienes los ofenden, háganse cercanos a los más pobres y olvidados; no busquen dominar a los demás, ni acumular riquezas a toda costa; protejan y defiendan la vida humana desde su concepción hasta el final, incluso cuando la vejez nos hace improductivos y onerosos.
De esta manera estarán poniendo los cimientos de una nueva forma de estar en el mundo, serán fermento del Reino de Dios.
No aspiren más que a una cosa: ser verdaderos hijos de su Padre celestial, cuyo corazón es tan inmenso, que en él cabemos todos, buenos y malos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón Soltero, C.M.
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