Día de Oración y Ayuno Vicentino: martes 14 de junio de 2016

por | Jun 13, 2016 | Reflexiones | 0 comentarios

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Día Vicentino de ayuno y oración
Martes 14 de junio de 2016

Lo que Dios le está diciendo — Dolor y sufrimiento — Guiado por el Espíritu Santo — Arreglando un corazón roto

Lo que Dios le está diciendo — ¿Qué le ha estado diciendo Dios? A veces creemos que escuchamos en mensaje, pero ¿de verdad estamos escuchando lo que Él no está diciendo? Mi abuela solía enseñarme mucho, aunque en mi casa no se podía mencionar a Dios. Ella usaba otros símbolos y cosas a nuestro alrededor. Ella solía referirse a que eran los ángeles los que hablaban y compartía con nosotros lo que ellos decían, y 9 de cada 10 veces era algo de las Escrituras, que yo no conocía hasta que crecí un poco más y tomé clases de biblia. La verdad es que la biblia es un misterio, especialmente si no se tiene a nadie que la interprete. Mi abuela fue la mejor maestra. Siempre fue divertido y retador. A veces yo no entendía y ella me pedía que escuchara la brisa y le pidiera a Dios que me dijera lo que Él quería. Siempre entendía algo. Ella también me decía que contemplara el amanecer o el atardecer y escuchara a los ángeles. Esas eran las palabras de Dios. A veces los mensajes de Dios eran extraños y tareas difíciles. Yo solía decir: “¿En serio, Dios?” Yo le decía lo que yo pensaba que se debía hacer y por supuesto, Él siempre ganaba. Escuche atentamente lo que Él le está diciendo. Él quiere verlo llevar misericordia a los más necesitados. Él necesita que usted sea sus manos y sus pies para servir con amor y alegría. Dios es amor — escuche lo que Él tenga que decir.

Dolor y sufrimiento El dolor es temporal, pero la victoria es eterna. El sufrimiento dura poco, pero la alegría de Cristo es para siempre. ¿No me cree? Solo pregúntele a una madre como se sintió después de dar a luz. El sufrimiento trae vida a la vida de una manera nueva y profunda. Como la vida, el sufrimiento es un misterio diseñado para llevarnos a nuestro Creador. El sufrimiento no es una pérdida de tiempo, no daña su relación con Dios; sino que lo une más a Él. Nuestro sufrimiento nos lleva al corazón de la Santísima Trinidad, la forma más completa de amor que existe. El amor entre Dios el Padre y Dios el Hijo es un amor tan verdadero y real que tiene que ser expresado en esa sola persona, la tercera persona de la Santísima Trinidad, el Espíritu Santo. Muchos de nuestros refugiados están sufriendo tanto como los que nosotros servimos. Vemos su dolor, pero no lo entendemos. Por eso es que le recomendamos rezar antes de cada visita pidiéndole al Espíritu Santo que lo guie. La verdad es que nosotros no sabemos a lo que nos enfrentaremos al cruzar esa puerta. Encuentre guiatura al manejar el dolor de los demás. Trate de entregarle el Señor cualquier dolor que usted tenga para no llevarlo consigo cuando sirva a los demás. También recuerde orar después de cada visita. Si ha recibido algunas sugerencias para ayudar a la familia, rece para que se den. Debemos estar presentes a las necesidades y rezar es una gran necesidad. Con Dios todo es posible.

Guiado por el Espíritu Santo — “Permita que el Espíritu Santo les hable a sus corazones y les dirá cosa: Dios es misericordia — Dios es amor.” (Papa Francisco). ¿Ha notado algún cambio espiritual? Lo puede notar en muchas situaciones. Claro que la gente le reza a Dios en su lecho de muerte, pero yo he visto jóvenes rezando por cambio y paz. La esperanza no es solo un deseo. Es el reconocimiento de la bondad de Dios. Nuestro Dios en las tres personas tiene vida que darle. Es una buena vida, guiada por el Espíritu Santo y servida a usted con amor y misericordia. Celebrando el Festival del Sagrado Corazón y regrese de la iglesia llena de alegría y amor. ¿Cómo paso eso? Es para que todos estemos así, deje que su corazón sea guiado por el Espíritu Santo. Brindar amor, justicia, alegría y esperanza es bueno para su vida y para su servicio Vicentino. Muéstreles su amor. Deles una razón para salir de la pobreza y para sepa que el Espíritu Santo esta con usted y cuando usted está en mayor necesidad, La Trinidad está allí. Usted está cumpliendo la voluntad de Dios. Es por Él; no por usted. Dele todo el crédito a Dios. Él nos ha llamado para servirle en los pobres y le hadado el regalo de la guiatura por parte del Espíritu Santo. Sepa que usted es un buen servidor a Su cuidado.

Arreglando un corazón roto — Un corazón roto nunca queda bien arreglado por aquellos que lo rompieron. Solo puede ser arreglado por Jesús. Muchas de las perdonas que servimos tienen un corazón roto. Le llevamos comida, les pagamos la renta y los servicios, tal como lo hizo Frederico Ozanam. ¿Cierto? Sabemos que no podemos arreglar los corazones, pero podemos escuchar y confortar. Ahorita yo estoy ayudando a una familia con corazones rotos. Se vinieron a Canadá hace 12 años para empezar desde cero. El esposo tenia buen trabajo con buen salario, pero tenían muchos gastos y vivían en una casa chiquita. Amaban Canadá. La mujer quedó embarazada del tercer niño, que terminaron siendo trillizos. Yo así como mucho de mi Conferencia nos involucramos. Ella dio a luz tres hermosos varones y nosotros pedimos ayuda a mujeres de la Parroquia y logramos tener 2 mujeres cada hora ayudando con los trillizos. Aquí viene el corazón roto. Compraron una hermosa casa para la familia de 7 y todo estaba saliendo bien. Yo aún hablo con ellos. Así que cuando el esposo se quedó sin trabajo otra vez, Tony y yo tratamos de ayudar. Pasamos su currículo a todas partes, pero no pasaba nada. El corazón roto es la esposa y mujer. Ella quiere salir a trabajar para ayudar son los ingresos, pero no logra hacerlo dado su mal estado de salud y barrera del lenguaje. Yo me senté con ella. Ella lloro y me abrazo; todo el tiempo rezando para que Dios arregle su corazón roto. Ella tiene miedo de perder su casa. Le ha tocado decirle “no” a las cosas que los niños quieren y ahí se le vuelve a romper el corazón. Le tuvo que decir a su hija que esta es estudios superiores que no podía salir con sus amigos porque no tenía dinero que darle. Una vez más se lanzó en mis brazos. Yo rece en silencio y también rezamos juntas. Ella se sonrió y cuando me fui se rió más fuerte. Su corazón fue remendado y puede romperse otra vez, pero ella sabe que Dios la curara.

Bendiciones, Lynn.

 

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