En la escuela de Jesús y de Santa Luisa de Marillac, el servicio auténtico nace de un corazón humilde. No basta con hacer el bien; es necesario hacerlo desde la pequeñez, imitando a Cristo que, siendo Señor y Maestro, se ciñó una toalla para lavar los pies de sus discípulos. Hoy, como signo, colocamos una toalla sencilla como símbolo de servicio humilde.
