“El que se humilla será engrandecido”
Is 6, 1-8; Sal 92; Mt 10, 24-33.
El seguimiento de Jesús, que nos hace discípulos misioneros, lleva consigo también grandes exigencias y puede incluir el martirio.
Pero Jesús hoy nos presenta una novedad: “No tengan miedo”, insiste por tres veces en el pasaje de hoy. Luego nos explica por qué: Aun cuando el bien parece estar muy lejos y oculto (a las comunidades primitivas les era prohibido hablar de Jesús resucitado, la única manera de hacerlo era en voz baja y a personas seleccionadas, una falla era causa de muerte), todo pasará y brillará finalmente el triunfo de Jesús Resucitado. Llegó el tiempo de gritarlo desde las azoteas y a plena luz. Lo máximo a lo que pueden llegar los enemigos del evangelio es a despojar del cuerpo a los misioneros del reino, pero sería trágico perder el alma.
Sólo Dios puede quitar el alma (vida), y no lo hace con los que lo aman; “el que quiera salvar su vida, la perderá; quien la pierda por mí y por la Buena Noticia, la salvará” (Mc 8, 35). Por eso, “no tengan miedo”. Ustedes valen mucho más que todos los pajarillos.
Señor, dame la gracia de ser valiente y confiar en ti. Amén.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Rosendo Martínez Flores C.M.
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