“El que no está conmigo, está contra mí”
Gal, 3, 7-14; Sal 110; Lc 11, 15-26.
Un verdadero cristiano no puede ser neutral respecto de la misión del evangelio de Jesús en el mundo. Pues la adhesión al seguimiento de Cristo, a través del sacramento del Bautismo, nos compromete a colaborar en la construcción del Reino de Dios y de su Palabra.
A nosotros al ser su pueblo escogido, se nos invita abrirnos a la presencia de Dios por la fe, reconociendo la presencia de su Reino en la persona, en la vida y en el mensaje que Jesucristo nos dejó. Ponerse de parte de Cristo, es seguirlo, pero sin bajar la guardia, viviendo el Evangelio. Jesús no oculta el riesgo que corre quien decide seguir sus huellas.
Por eso, hoy, a la luz de este texto, todos estamos llamados a una continua e inacabada conversión y a luchar, junto con Cristo, contra las propias tendencias al mal. También es cierto que nuestra conversión es siempre frágil, por eso necesitamos ponernos en las manos del Señor, porque no podemos olvidar que es también gracia de Dios.
Padre Dios, ayúdame a encontrar, en la oración, los medios necesarios para estar siempre unido a Ti y mantenerme lejos de toda tentación y de todo mal.
Virgen María, cuídame de todo mal y aléjame del pecado. Ayúdame a cuidar los bienes espirituales como el mayor tesoro en mi vida.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jaime Reyes Mendoza C.M.
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