La beatificación de Ján Havlík tendrá lugar el 31 de agosto de 2024 en Šaštin, en la Basílica de los Siete Dolores de la Virgen María, a las 10:00 horas. La ceremonia será presidida por el Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos y Representante del Santo Padre.
Ján Havlík nació el 12 de abril de 1927 en Vlékovany, cerca de Skalica, Eslovaquia (hoy en día conocido como Dubovce), en una familia de escasos recursos. Su padre, Karol Havlík, era un obrero, y su madre, Justina Pollékova, provenía de una familia humilde. Ján creció durante una época de gran crisis económica, intensificada aún más por los efectos de la Segunda Guerra Mundial. Desde muy joven, mostró un gran interés por la educación y una fuerte inclinación religiosa.
Durante su infancia, Ján asistió a la escuela cívica en Holic, caminando seis kilómetros diariamente para recibir su educación. Posteriormente, continuó sus estudios en el gimnasio de Skalica, donde recorría 36 kilómetros en bicicleta todos los días. Su compromiso con el estudio reflejaba su deseo profundo de aprender y, eventualmente, de dedicarse a la vida religiosa.
En 1943, a los 16 años, Ján ingresó en la Escuela Apostólica (seminario menor) de la Congregación de la Misión de San Vicente de Paúl en Banská Bystrica, mientras completaba sus estudios secundarios. Esta decisión marcó el inicio de su camino hacia la vocación religiosa como misionero y sacerdote. Durante este tiempo, su determinación de servir a la Iglesia se consolidó, a pesar de las dificultades políticas y sociales que se avecinaban en la Europa de la posguerra.
Persecución y encarcelamiento bajo el régimen comunista
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, el régimen político en Checoslovaquia cambió radicalmente con la llegada del comunismo en 1948. El nuevo gobierno comunista inició una lucha abierta contra la Iglesia y sus instituciones. En este contexto, Ján Havlík, que había decidido ser sacerdote y misionero, se convirtió en un objetivo para las autoridades.
En 1950, el seminario en el que estudiaba fue cerrado por las autoridades comunistas, que lanzaron una campaña sistemática de persecución contra los seminaristas y sacerdotes. Ján fue enviado a trabajar en la construcción de una presa juvenil en Púchov y luego a una empresa estatal en Nitra. A pesar de estas dificultades, Ján se negó a unirse a los seminarios controlados por el régimen y continuó sus estudios clandestinamente, decidido a seguir su camino religioso a pesar de la creciente represión.
El 29 de octubre de 1951, Ján fue arrestado junto con otros compañeros seminaristas en Nitra. Fue acusado de «alta traición» y sometido a interrogatorios intensivos y tortura durante 16 meses. Finalmente, en febrero de 1953, fue sentenciado a 10 años de prisión. Ján fue enviado al campo de trabajo de Jáchymov, donde trabajó como minero en una mina de uranio. Las condiciones de trabajo eran extremadamente duras, pero fue en medio de este sufrimiento que Ján encontró una nueva dimensión para su misión: si no podía ser sacerdote, sería un misionero en las circunstancias más difíciles.
A pesar del maltrato, Ján se mantuvo firme en su fe. Sufrió otro juicio en 1959, que añadió un año más a su condena. Continuó siendo interrogado, maltratado y sometido a trabajos forzados, mientras que su salud se deterioraba gravemente. En agosto de 1961, Ján se desmayó en su lugar de trabajo y fue diagnosticado con problemas de salud que requerían hospitalización inmediata. Finalmente, fue liberado de prisión en octubre de 1962, ya gravemente enfermo y debilitado físicamente.
Los últimos años y legado
Después de su liberación, Ján pasó los últimos tres años de su vida entre el hospital y la casa de su madre. A pesar de su delicada salud, continuó dedicándose al trabajo apostólico, acompañando a los niños de Primera Comunión, visitando a los enfermos y traduciendo textos religiosos. Nunca se quejó de su sufrimiento constante ni expresó resentimiento hacia sus perseguidores.
El 27 de diciembre de 1965, Ján Havlík falleció a los 37 años, en la festividad de su santo patrón, San Juan Evangelista. Murió de pie, en la calle, apoyado contra la pared de una casa en Skalica. Su muerte fue vista como un verdadero testimonio de su fe y perseverancia. Desde entonces, ha sido recordado como un mártir de la fe, alguien que permaneció firme en su vocación religiosa a pesar de las duras persecuciones.
El proceso de beatificación de Ján Havlík se inició oficialmente el 9 de junio de 2013 en Bratislava. El 14 de diciembre de 2023, el Papa Francisco autorizó la promulgación del decreto que reconoce su martirio.
La vida de Ján Havlík es un ejemplo notable de resistencia y fe en tiempos de adversidad. Su capacidad para mantener su integridad espiritual y su compromiso con la Iglesia, incluso en las peores circunstancias, continúa inspirando a muchas personas hoy en día.
0 comentarios