El 20 de julio celebramos el DÍA DEL AMIGO y también el DÍA INTERNACIONAL DE LA AMISTAD. Esta fecha es muy importante para todos nosotros en la Familia Vicenciana, especialmente para la Iglesia y sus programas pastorales y movimientos.

La amistad es esencial para fortalecer las relaciones humanas, acercar a las personas y fomentar la buena convivencia. Nuestro principal fundador, el consocio Antonio Federico Ozanam, nos dejó esta perla: «Nunca he podido vivir sin amigos» (Carta a Henri Pessonneaux).

En nuestra trayectoria como miembros de la Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP), es esencial recordar que la caridad que practicamos debe comenzar por nosotros, los cosocios y consocias. Nuestra misión de servir a los necesitados es reflejo de nuestra unidad y de la convivencia armoniosa que tenemos entre nosotros, donde la amistad y el amor fraterno son centrales. Jesús nos dio una gran enseñanza al respecto: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado» (Juan 13,34).

La amistad entre consocios y consocias es un pilar que sostiene nuestra misión vicentina, en nuestras Conferencias, Consejos y obras sociales. Cuando caminamos juntos, apoyándonos mutuamente, somos capaces de superar desafíos y fortalecer nuestra fe. La convivencia fraterna nos recuerda las palabras de Jesús: «Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mateo 18,20). Es un claro recordatorio de que nuestra unión atrae la presencia divina, que nos guía en nuestras acciones y nos fortalece.

En los eventos y formaciones vicentinos, nos encontramos con amigos queridos y, mucho más que evaluar proyectos y actividades, encontramos un espacio para compartir, acoger y crecer espiritualmente. La convivencia nos permite conocer las necesidades y dificultades de los demás, creando una red de apoyo que se extiende más allá de nuestras actividades caritativas. En tiempos de dificultad, recordamos que «un amigo es siempre leal, y un hermano nace en tiempo de adversidad» (Proverbios 17,17). Esto nos da fuerzas para continuar nuestro camino vicentino.

La verdadera caridad comienza en el corazón y se extiende a nuestras acciones cotidianas. En la sencillez de los gestos cotidianos demostramos nuestro compromiso y nuestro amor por el prójimo. En primer lugar, debemos practicar la caridad entre nosotros para después servir a los pobres. De este modo, damos un ejemplo vivo del mensaje de Cristo: «En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mateo 25,40). Cada acto de bondad y comprensión fortalece nuestra comunidad vicentina, haciéndonos más capaces de servir a los vulnerables.

Por eso, la amistad y la convivencia fraterna entre consocios y consocias de la SSVP son esenciales para nuestra misión. Debemos cultivar estos lazos con afecto y dedicación, recordando siempre las palabras de Jesús, los ejemplos de san Vicente y el legado de nuestros siete fundadores. Así, fortalecidos por la unidad y guiados por la fe, podremos continuar nuestro camino vicentino, llevando esperanza y ayuda a todos los necesitados.

Que podamos, cada día, experimentar la caridad que comienza primero entre nosotros y se extiende por el mundo, iluminando el camino de los que más lo necesitan.

Os dejo una pregunta para el diálogo: «¿Es nuestra Conferencia Vicentina un lugar de buena convivencia y amistad entre los miembros? ¿En qué podemos mejorar?»

Renato Lima de Oliveira fue Presidente General de la SSVP entre 2016 y 2023, y actualmente es Comisario General ante las Naciones Unidas.