Ilumíname, mi Dios, para saber responder

por | May 16, 2024 | Formación, Reflexiones, Víctor Martell | 0 comentarios

Un día de esos que repartimos comida, se me acerco una joven, madre soltera, la cual nos ayudaba mucho, por su amor y dedicación, por los pobres y me dijo: Hermano Víctor, ¿Puede dedicarme un momento?

—Claro con mucho gusto, hay tiempo, todavía no ha llegado el camión, con la comida, así que adelante cuénteme lo que desee, por favor, que no sean chismes, porque no los tolero.

—No, yo tampoco, es algo personal y como no conozco a nadie, únicamente a ustedes que son mis hermanos y que me han ayudado tanto, mire pues, ustedes saben que yo tengo un bebe, al que amo con todo mi corazón; pero con mi condición de madre soltera y no tener familia, es que creo que no le estoy dando a mi hija lo que ella se merece y lo que más me asusta es que, a medida que el tiempo pase, ella, necesitará más gastos y por lo menos una vida decente, no tengo nada que ofrecerle porque el hecho de tenerla a ella me dificulta el poder trabajar, estudiar y no quiero que esto de lugar a que se enferme, yo sé que hay madres igual que yo que han podido superar esto; pero yo estoy segura que no soy capaz. Yo tengo mi única amiga, Luisa, una persona que me ha ayudado mucho y que adora a mi hija y ella me propuso que se entregara, porque ella la quiere mucho y tiene posibilidades económicas para brindarle lo que yo no puedo. Después de pasar dos noches enteras llorando decidí que esto era lo mejor para mi hija y fui a visitar a Luisa a su casa, en verdad, magnifica residencia que le habían dejado sus padres como herencia, en lo mejor de Miami, cuanto llegue me atendió con mucho amor y me dijo que me iba a presentar a su “pareja”, cuando, fue llegando otra mujer de nombre Rosario, abogada, la que me explico que estaba feliz con la idea de Luisa y que allí la niña seria mimada como una princesita. A pesar de todo les dije que quería pensarlo una vez mas y que regresaría. Esto es a grandes rasgos mi historia.

Quede perplejo, era un caso que se salía de la órbita de mi trabajo cotidiano, en San Vicente de Paul, sin embargo no podía quedarme callado tenía la obligación ante aquella hermana de explicar lo que yo pensaba, por lo que comencé de esta manera:

—Mira hermana, vos sabes que soy católico practicante, y nuestra iglesia no permite la unión de estas parejas, porque para nosotros y lo que recomienda La Biblia, las parejas son un hombre y una mujer, por lo menos hasta que nuestros eruditos digan otra cosa, ponte a pensar no en este momento, sino en el futuro de tu hija, para ti muy fácil te desprendiste de un problema y a vivir tu nueva vida; pero has pensado que puede que sea el hazmerreir de sus compañeros de clase, la pena y frustración el día que las toque presentarlas a sus amigos, como mis padres, que pensaran, todavía nuestros cerebros no se han adaptado a nuevas corrientes de cambios. Yo nunca he estado en contra de los homosexuales, considero que es un deseo muy personal y en nuestra Sociedad los tenemos y son maravillosos a la hora de asistir a los que nada tienen, muy correctos y nunca que yo sepa han dado un problema. Trabajo y trabajare con ellos hasta el fin de mi existencia; pero, pero eso que dos personas del mismo sexo se constituyan en los padres de una criatura, y ella que. Comprende los niños son como una esponja y el ejemplo de sus padres es lo que más se va a reflejar en ellos en su conducta personal. ¿Quiénes somos nosotros para cambiar los gustos de un bebe? Hacerlos que tomen un derrotero diferente en sus vidas, no obstante mis comentarios son mundanos, es necesario que recibas los comentarios espirituales y Bíblicos y esto te lo podrá brindar un sacerdote, yo voy a hablar con alguien de la Arquidiócesis, para que se ponga en contacto contigo y el te explicara con lujos de detalles; Pero, por favor, no tomes ninguna decisión apresurada, para que evites la menor cantidad de errores.

Perdonen que sea menos explicito en esta parte de mi escrito; pero nuestra Sociedad nos prohíbe que divulguemos a terceras personas, las ayudas que ofrezcamos a nuestros hermanos en necesidad, solo puedo decirles que la espera de esta niña tuvo un final feliz porque un matrimonio joven que trabajaban en el Canadá pero que tenían casa en Miami también, con una magnifica posición financiera, se hicieron cargo de la niña y de esto ha pasado ya muchos años.

Una vez, mas, la mano bendita de Dios se puso de manifiesto en este caso, el cual he compartido con ustedes por dos cosas, como ejemplo y para que sepan que Dios siempre está a nuestro lado, hoy, mañana y siempre. Amén.

Víctor Martell

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