Escuela de Teología San Vicente De Paúl y la Semana Santa 2024 en clave de Sinodalidad

por | Abr 18, 2024 | Noticias | 2 comentarios

Sábado 23 de marzo:

10:30 de la mañana. Después de vivir la Misa de envío en la parroquia San Francisco, partieron los misioneros de la Escuela de Teología San Vicente de Paúl a la misión en San Gerardo (al Oriente de El Salvador). Lo dejaron todo: casa, familia, amistades, trabajo, comunidades parroquiales, todo. Iban alegres y conscientes de que la misión no era asunto personal sino de Aquel que los separó desde el seno de su madre y los llamó por su gracia, teniendo a bien revelarles a su Hijo, para que lo anunciarán entre los hombres y mujeres del hoy de nuestra historia (cf. Ga 1, 15).

Se dirigieron al sector El Higo donde las comunidades; por su parte, ansiosas los esperaban desde temprano. Estaban ahí los líderes de cada una: De El Higo, San Andrés, Calderas, El Marquesado, La Vega, El Copinol, San Pedro y Tierra Agria; estaban esperando para conducir a los misioneros hasta el lugar donde esparcirían la Semilla del Señor. Tras conocer a los líderes comunales y la programación preparada para la Semana Santa y ponerse de acuerdo se despidieron los equipos misioneros unos de otros y tomaron el camino con ánimo contento. Por la tarde se reunieron con los agentes de pastoral del lugar para programar las actividades a realizar durante la semana. La noche fue dedicada a la oración y a los preparativos para el siguiente día; así como, al descanso a ejemplo del Señor que, después de despedirse de todos, se iba al monte a orar (Mc 6, 46).

Domingo 24 de marzo:

Con Domingo de Ramos comenzó la Semana Mayor: El Hijo de Dios entró aquel día en un pollino a la ciudad de Jerusalén para morir en el Calvario y tras su Resurrección ser exaltado y reconocido como el Señor de la tierra para que a su nombre toda rodilla se doblara (cf. Flp 2, 6-11). Ahí estaban las ocho Comunidades actualizando la entrada de Jesús. La meditación del Evangelio les iluminó para cuestionarse a que debían morir para comenzar a vivir su vida cristiana en verdadera Sinodalidad a la luz del Espíritu Santo hasta lograr vivir en verdadera comunión y participación para salir en misión. Como parte de la actualización, durante la celebración se hizo la invitación a pensar en modo sinodalidad; primero, a través de la pregunta: ¿las comunidades de este sector están dispuestas a dejar entrar a Jesús para vivir esta pascua? Y, segundo, se les motivó a todas las comunidades a pensar y sentir durante toda la semana (a nivel personal y comunitario), a qué debían morir el Viernes Santo… y a qué debían resucitar en la Vigilia Pascual; englobando todo esto en clave de Sinodalidad. Al final se presentó a cada comunidad del Sector de El Higo a los misioneros y su destino: El Higo: Albiana Galicia Nerio y Sonia de Retana; El Marquesado: Rhina Liseth de Miranda y Víctor Díaz; San Andrés: Pedro González y Reina Guadalupe Rivas; San Pedro: Rey David y Soledad Luna; La Vega: Betty de Comayagua y Mauricio Rivera; Tierra Agria: Christian Nolasco y Julio García Galina; El Copinol y Calderas: Víctor Gil y Guillermo Fernández. Por último, a Luis Adrián y P. Luis Antonio González destinados a recorrer las ocho comunidades.

Lunes 25 a miércoles 27

Trabajo intenso en todas las comunidades. Los misioneros durante la mañana además de su frugal desayuno se fortalecían en la oración. Comenzaban su rutina de la mañana yendo de casa en casa para conocer a las personas de su Comunidad; animarlas a participar en todas las actividades programadas por la Parroquia; y si era el caso, recogían los nombres de los enfermos que serían visitados por el Padre Luis Antonio González Palacios para recibir el Sacramento de la Unción de los Enfermos. Además, se leía alguna pequeña lectura para reflexionarla a la luz del Espíritu y con el método vicentino: Naturaleza, motivos y medios. El recorrido por las comunidades por parte del Pbro. Luis Antonio fue: el Lunes Santo de El Higo a San Andrés, luego a San Pedro; Martes Santo a La Vega y luego a Tierra Agria; el Miércoles Santo a El Copinol, luego a Calderas culminando en El Marquesado.  Dividiendo su tiempo en cada lugar entre la visita a los enfermos, las confesiones en general y la Eucaristía. Hermosa manera de cumplir la misión apostólica encomendada por el Divino Maestro quienes predicaban a todos que se arrepintieran, expulsaban demonios, ungían con aceite a muchos y los sanaban (Mc 6, 12-13).

Las personas agradecidas comentaban la alegría de contar con la presencia de misioneros. Comentaban algunos con satisfacción que sus hijos ya asistían a la Catequesis para celebrar su Primera Comunión o el Sacramento de la Confirmación. Otros; en cambio, declaraban que deseaban celebrar el Sacramento del Matrimonio o bien, recibir el Sacramento de la Misericordia (la Confesión). No faltaban aquellos que pedían oración para resolver sus dificultades o para superar alguna pena. Para los misioneros era una bella y única oportunidad para dejarse misericordiar por la realidad y, desde esa experiencia, misericordiar a todos.

Por las tardes, el trabajo misionero consistió en desarrollar los temas preparados con antelación y englobados en el de la Sinodalidad. Temas que, ante todo, pretendían invitar los miembros de las ocho comunidades a interpelarse sobre su praxis cristiana e iniciar un proceso de discernimiento por medio de acuciantes preguntas:

  1. Comunión
  • ¿Celebramos la Eucaristía reunidos o unidos? Unidos sería conocernos ¿Nos conocemos? ¿Conocemos los problemas, sufrimientos, alegrías, etc., de aquellos y aquellas con quienes nos reunimos en misa?
  • ¿Tendremos compromiso de conversión?
  • ¿Nos preocupamos por conocer y resolver los problemas de nuestra comunidad parroquial? O ¿Estamos divididos?
  • ¿Qué proyectamos desde la comunidad parroquial hacia nuestras comunidades? ¿Unión o división?
  • Y, SOBRE TODO: ¿Asistimos a Misa?

  1. Participación
  • Leamos Ef 4, 1-6.
  • ¿Qué me dice la Palabra?
  • Preguntémonos con respecto a nuestra comunidad cristiana católica:
    • ¿Practicamos la humildad y la amabilidad entre nosotros?
    • ¿Nos tenemos paciencia y nos soportamos con amor comprendiendo que cada uno tiene sus limitaciones, así como sus fortalezas?
    • ¿Nos mantenemos unidos espiritualmente con el vínculo de la paz? Sobre todo ¿Con el vínculo de la paz fortalecido e incrementado en la Santa Misa?
    • ¿Sabemos cuáles son nuestros propios dones? ¿Sabemos cuáles son los dones de los demás miembros de nuestra Comunidad?
  1. Misión.
  • Leamos Lc 5, 1-11.
  • Preguntémonos con respecto a nuestra comunidad cristiana católica:
    • ¿Crees que fue fácil para Pedro y su hermano Andrés o para Santiago y su hermano Juan dejarlo todo y seguir a Jesús en un nuevo estilo de vida?

¿Quisieras asumir un reto igual? ¿Qué cambios crees que tendrían que vivir?

La asistencia fue muy significativa. Niños, jóvenes y adultos se acercaron los tres días de formación. Formación impartida siguiendo las luces de nuestro Santo, San Vicente de Paúl que aconsejaba que era mejor Apoyarse en alguna perfección divina. Predicar la fe mejor que los razonamientos: La experiencia nos enseña que los predicadores que predican conforme a las luces de la fe impresionan más a las almas que los que llenan sus discursos de razonamientos humanos y de motivos filosóficos, porque las luces de la fe van siempre acompañadas de una cierta unción celestial, que se derrama secretamente en el corazón de los oyentes; por ahí se puede deducir que será necesario, tanto para nuestra perfección como para procurar la salvación de las almas, acostumbrarnos a seguir siempre y en todas las cosas las luces de la fe (Obras completas XI/4., p. 724)

Las personas expresaban su sentir y juntos soñaban con sus Comunidades más unidas en ejemplar comunión, participativas y activas en misión. Los misioneros; por su parte, sentían la cercanía de la gente, su calor humano y, con ello incrementaban sus conocimientos a través de las ricas experiencias de vida de todas las personas.

Al caer la tarde noche, los misioneros celebraban la Palabra junto con la Comunidad sus encuentros. Nada como la celebración de la Eucaristía, Mesa del Sacrificio que recuerda dónde nace la verdadera comunión que permite una verdadera participación de todos a su alrededor; y fortalecidos por el Cuerpo y Sangre de Cristo, ponerse en salida, anunciando la Buena Nueva y atraer a otros.

  • Jueves 28 a Domingo 31 de marzo

Llegó el Triduo Pascual. El ambiente de comunión era más fuerte que a la llegada de los misioneros; muchos antes alejados, se habían acercado y animado a participar. Rica Liturgia de nuestra Iglesia Católica que ha posibilitado desde sus orígenes la vivencia de la Pascua del Señor en un ambiente lleno de devoción; de esa devoción que suscita el deseo de la conversión y el deseo de comprometerse con el trabajo del Reino para cambiar el rumbo de nuestras vidas personales, comunitarias, parroquiales y si se puede, nacionales.

El Párroco de San Gerardo Padre Amílcar Ramos, el Vicario Padre Adán Castro y P. Luis Antonio González, fieles a la enseñanza de los Apóstoles y los Padres de la Iglesia, de vivir en plena comunión con el Obispo, asistieron a la Santa Misa Crismal celebrada en la Catedral Nuestra Señora de los Pobres, en Santiago de María por Monseñor William Ernesto Iraheta, Ordinario del lugar. La Misa fue vivida en gran solemnidad.  Más tarde, el Padre Luis retornó a la Misión al sector de El Higo, para vivir junto a los fieles de las ocho comunidades y misioneros el inició del Triduo Pascual con una procesión llevando los tres Oleos para luego celebrar la Cena del Señor a la cual siguió la procesión y adoración del Santísimo Sacramento del Altar donde cada comunidad alternándose tomó la dirección de la oración en algún momento determinado.

Al siguiente día, Viernes Santo siempre con la presencia de las ocho comunidades: el Vía Crucis se inició a las 11 am, luego hubo un momento de descanso para almorzar. Momento después del cual iniciaron la Pasión del Señor con la Meditación de las Siete Palabras, Liturgia de la Palabra, la Adoración de la Cruz y la Comunión. El sábado se continuó con la celebración de la Vigilia Pascual que fue vivida con igual intensidad con representación de las ocho comunidades, celebrando que la muerte no tiene la última palabra, sino Dios. Para sellar la celebración hubo un pequeño ágape: cafecito con pan, y después de este pequeño compartir cada comunidad regresó a sus hogares para retornar al siguiente día y celebrar la Santa Misa de la Resurrección.

El domingo de Resurrección al finalizar la Santa Misa los misioneros almorzaron una exquisita sopa de gallina y subiendo al bus, reconocieron que la Misión era y había sido obra de Dios. De igual forma, el crecimiento y la producción de la Semilla lanzada por todos los caminos en un ciento por uno quedaba en las manos de Dios. Los misioneros como San Vicente de Paúl dijeron: Me siento muy feliz de que Dios realice sus negocios sin mí, que soy un miserable” (Obras completas XI/4., p. 813).

Así fue vivida esta especial semana Santa en Sinodalidad, ahora misioneros y misioneras de la Escuela de Teología San Vicente de Paúl, Rama de la Familia Vicentina, pasan al proceso de Post misión.

Video de Misión:

Por Claudia Rivera Navarrete.

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2 Comentarios

  1. Sonia Diaz

    Que bonito son las cosas de Dios gracias Alberto por compartir las bellas acciones que hacen y reciben todos

    Responder
  2. Rhina Lissette García Fernández

    El Señor trabaja de maneras misteriosas. Vivir la misión es una experiencia indescriptible.La gloria sea para Dios.

    Responder

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