“El que no está conmigo, está contra mí”
Jer 7, 23-28; Sal 94; Lc 11, 14-23.
Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y casa contra casa, cae. La respuesta de Jesús está llena de sentido común: Un reino divido no podrá subsistir. Lo que pasa es que sus adversarios no quieren reconocer lo evidente: Que ya llega el Reino prometido. Si aceptan esto tendrían que aceptar a Jesús como el Mesías de Dios y, por lo tanto, hacer caso del testimonio que está dando.
Jesús tiene el poder de Dios para expulsar el espíritu mudo, y con este signo indica que el Reino de Dios ha llegado. El Señor invita a la sociedad de su tiempo a tomar una decisión radical: O conmigo o contra mí. Seguirlo.
Lo mismo hace ahora. Muchos demonios mudos atormentan nuestra vida (desintegración familiar, alcoholismo, drogadicción, suicidio etc.) de manera silenciosa; van carcomiendo la vida de la persona y por tanto de la familia.
Un buen cristiano es aquel que decididamente opta por seguir a Jesús, por sus valores, su forma de relacionarse, y apuesta por la vida y el amor. Solo esto transformará la persona, la familia y la misma sociedad.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jesús de Luna C.M.
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