‘‘Sean compasivos como el Padre de ustedes’’
Dn 9, 4-10; Sal 78; Lc 6, 36-38.
«…No juzguen, no condenen, perdonen, den…” Todas estas son peticiones que nos hace Jesús en el evangelio de hoy, aplicando la petición fundamental que justo antes de este párrafo había hecho: Amen a sus enemigos, traten a los demás como ustedes quisieren ser tratados.
¡Peticiones exigentes, radicales, desconcertantes! Sabemos que Jesús nunca abarató su mensaje ni puso en descuento las exigencias del Reino. La compasión es la brújula que debe guiarnos en medio de la maraña de relaciones, a veces complicadas, que vamos viviendo. No juzgar, no condenar, perdonar siempre, dar siempre, es lo que Jesús nos pide y espera de nosotros. Sin rebajas, sin excepciones.
¿Todavía nos siguen desconcertando algunas peticiones de Jesús? ¿Todavía nos sigue desafiando con su radicalidad? Ojalá no hayamos descafeinado el Evangelio. Porque es común que le pongamos suavizante para que no nos incomode.
Te invito hoy a tomar estas peticiones de Jesús tal como suenan: Sé misericordioso, no juzgues, no condenes, da siempre de lo que eres, de lo que tienes…
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón Soltero C.M.
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