“Mujer, ¡qué grande es tu fe!”
1 Re 11, 4-13; Sal 105; Mc 7, 24-30.
En tierras de Tiro, es decir, en el extranjero, una mujer pagana le pide a Jesús hacer algo por su hija. La primera respuesta es negativa, pero la insistencia de la mujer y, sobre todo, la urgente necesidad que le presenta, lo hacen cambiar y conceder el milagro. ¡ Jesús es capaz de cambiar los planes!
En este relato, en realidad, el evangelio de Marcos nos ofrece una gran revelación: Las puertas del Reino están abiertas para todos; el camino del Evangelio es el camino de vida en plenitud para todos los hombres y mujeres, sin importar razas ni religiones.
Ésta es una verdad que le costó acoger a las primeras comunidades cristianas; sabemos todo lo que luchó San Pablo para defenderla. El proyecto de Jesús no podía quedarse en una pequeña secta muy exclusiva, dentro del judaísmo. Su proyecto no era crear una pequeña religión con ritos propios para ofrecer gratificación a los iniciados. El Reino de Dios es un proyecto global, universal. Es la propuesta de Dios para que la humanidad encuentre el camino de la verdadera vida, el auténtico sentido de la existencia humana. El Evangelio es la ruta.
Que la Iglesia sea una comunidad de puertas abiertas. Que tu corazón acoja a todos y todas.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón Soltero C.M.
0 comentarios