“Cuidado, no se dejen engañar”

Dn 2, 31-45; Dn 3; Lc 21, 5-11.

Hoy recordamos la memoria de Santa Catalina Labouré (1806~1876). Provenía de una familia campesina, a los 24 años ingresa al convento con las Hijas de la Caridad, desde donde entregará su vida al servicio de los más necesitados. En 1830 recibe el regalo de las apariciones de María. En 1947 el Papa Pío XII la declara Santa.

En el Evangelio de hoy Jesús habla sobre la destrucción del templo, haciendo alusión a Jerusalén. Las personas que lo escuchaban le preguntan cuál será la señal de que ya va a suceder, y él los exhorta a no dejarse engañar por quienes se presenten en su nombre.

Así mismo, los invita a estar atentos y a no tener miedo ante las posibles catástrofes que pudieran presentarse.

La solidez y fortaleza de una construcción está en los cimientos y en los materiales utilizados para su edificación, sin embargo, aun así, corre riesgo de ser destruida. La solidez y fortaleza de un seguidor de Jesucristo son la fe, el amor, la humildad, la confianza, la perseverancia, la sencillez.

¿Cómo vivo estas virtudes? ¿Creo en la Palabra de Jesús o me dejo engañar por falsos profetas?

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: María Raquel Estrada Díaz, laica colaboradora de la parroquia de La Medalla Milagrosa de Puebla, México.