Novena a la Virgen Milagrosa 2023: día 8

por | Nov 25, 2023 | Asociación de la Medalla Milagrosa, Formación, Reflexiones | 0 Comentarios

Oración:

Padre misericordioso, que has dado a la humanidad el signo portentoso de la maternidad divina de María, por el cual nos vino Cristo nuestro Salvador, Te rogamos que junto a ella podamos caminar en este mundo construyendo espacios de justicia y paz que evidencien el Reino de Dios en medio de nuestros hermanos que más sufren.

Por eso Padre amoroso, llenos de esa confianza renovada, que María nos enseñó, nos presentamos ante Ti sedientos y necesitados de tu Palabra, para que al meditarla día a día en esta novena, podamos abrir nuestro corazón a la gracia de la conversión, y que, siendo discípulos y misioneros de Cristo y de María, podamos anunciar gozosos la Medalla Milagrosa como signo profético para nuestros días.

Padrenuestro.

Gloria.

Oración a la Virgen María:

Madre, maestra y misionera. La fe que te iluminó y la Palabra en que creíste nos acompañe en esta novena que dirigimos en tu honor bajo la advocación de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Que todos reunidos en torno a tu Hijo podamos recuperar la frescura del Evangelio y anunciar con gozo la esperanza a un mundo dividido por las discordias.

Tus rayos nos infunden la seguridad, que nuestra historia esta confiada a la misericordia de Dios que nos ama y que nos ilumina constantemente en las noches oscuras y dolorosas de nuestra vida, hoy más que nunca gritamos al cielo implorando un nuevo renacer, que tú nos ayudes a germinar en nuestros corazones la palabra de Nuestro Señor y a anunciarlo vivo y resucitado entre nuestros hermanos. Amén.

Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti. Dios te salve María…

Gozos:

Respuesta: puede ser el estribillo de una canción o la jaculatoria (Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que acudimos a ti).

Madre Milagrosa, de ternura y compasión
que haciendo historia de salvación
vas caminando siempre con tu pueblo
que a ti clama en la aflicción.

En mil ochocientos treinta,
en Francia, Calle del Bac,
auna pobre novicia,
la virgen santa se apareció.
Eran vísperas de San Vicente,
noche silenciosa de julio,
cuando la Madre dejó su trono
y en una pequeña capilla se presentó.

Siendo la media noche
un Ángel se apareció
para darle un anuncio
de parte de la Madre de Dios.
Las luces se iban prendiendo,
las puertas se iban abriendo
y al llegar a la capilla la hermana ansiosa la esperó.

La voz del cielo anunciaba
que la madre llegó.
La sede sacerdotal
con humildad ella ocupó.
La hermana Catalina
sus manos colocó
en las piernas de la Madre
y misión ella le encomendó.

En una mañana de noviembre
los sentidos no lo percibieron
pero un corazón atento
nuevamente a la Madre observó;
las insignias de la medalla
que Catalina vio, se han convertido
en fuente de milagro y amor.

“Haz acuñar una medalla”,
la Virgen le pidió
para ser portada por los fieles
con gran devoción.
Madre Santa, tu gran Medalla
es emblema de tu amor,
hoy nosotros la portamos
en señal de filiación.

Sea por Jesús, sea por María,
sea por el ejemplo de los santos que nos guían.
Y que por la Medalla Milagrosa
alcancemos la gracia de convertir
nuestros dolores en alegrías.

OCTAVO DÍA

Octava estación: La Misión.

Producto: Aceite, mantequilla, queso, pan.

Signo: la letra M

Unas sandalias, un morral, un bastón y otros elementos que representen la misión, la frase: “Vayan por todo el mundo” pueden emplearse varias medallas regadas alrededor del signo.

Comentario inicial: vamos llegando al final de ese camino, donde nos encontraremos con alguien muy importante, pero no puedo llegar solo, debo llegar a Jesús con muchas personas que necesitan del mensaje de la salvación, debo procurar anunciar a Nuestro Señor a todos sin excepción. María en la Medalla nos recuerda que el regalo que ella nos ha dado no puede quedarse solo en nuestras manos, debo llevárselo a los demás.

Lectura del Texto Bíblico: Hechos 1, 10-14

Estando ellos mirando fijamente al cielo mientras se iba, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Este que os ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como le habéis visto subir al cielo.» Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que dista poco de Jerusalén, el espacio de un camino sabático. Y cuando llegaron subieron a la estancia superior, donde vivían, Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago de Alfeo, Simón el Zelotes y Judas de Santiago. Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.

Reflexión:

María no se queda encerrada en su casa, sino que sale presurosa al encuentro de los otros, como nos relata el texto del Evangelio en la visitación. Pero también la Santísima Virgen María visita a santa Catalina, presentándose a sí misma como misionera y servidora, la M en la medalla indica el nombre de María y en la antigüedad el nombre también indicaba la misión de la persona.

La Virgen sale adelante con los discípulos del Señor para orar y fortalecer la comunidad, ella no se detiene, ella es capaz de recorrer con ánimo decidido los pasos de Jesús, su misión se extiende a lo largo de la historia de la humanidad, donde de muchas maneras se ha manifestado indicándonos siempre el camino seguro hacia el Padre, que es Jesús.

La Medalla nos pone en una actitud misionera, quien la recibe no puede quedarse de brazos cruzados, debe ponerse en camino como María, para ser portadores del Espíritu Santo y llenar de alegría los corazones de quienes nos encontramos en el camino.

Actividad en grupo:

  1. ¿Qué compromisos tengo como cristiano bautizado?
  2. ¿Cómo entiendo hoy a la Iglesia y que necesitamos mejorar en nuestra comunidad católica?
  3. ¿Mantengo un espíritu de misión dentro de mi comunidad o parroquia?

Dialogo un momento las respuestas con el compañero que está a mi lado y busco puntos de común acuerdo para compartir después con los demás participantes de la novena.

Oración final:

Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa, que te manifestaste a Santa Catalina Labouré como mediadora de todas las gracias, atiende a mi plegaria.

En tus manos maternales dejo todos mis intereses espirituales y temporales, y te confío en particular la gracia que me atrevo a implorar de tu bondad, para que la encomiendes a tu divino Hijo y le ruegues concedérmela, si es conforme a su voluntad y ha de ser para bien de mi alma.

Eleva tus manos al Señor y vuélvelas luego hacia mí, Virgen poderosa; envuélveme en los rayos de tu gracia, para que a la luz y al calor de esos rayos me vaya desapegando de las cosas terrenas y pueda marchar con gozo en tu seguimiento, hasta el día en que bondadosa me acojas a las puertas del cielo. Amén.

Descarga la Novena completa pulsando sobre la siguiente imagen:

Fuente: https://www.corazondepaul.org/

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