Presentación:
“Haced lo que Él os diga” (Juan. 2, 5) Nuestra Madre celestial nos indica el camino que debemos seguir para llegar a la santidad, el camino al cielo, siguiendo los pasos de Nuestro Divino Salvador; dicho camino se empieza recorriendo las sendas de este mundo sembrando los valores del Evangelio.
María, en las apariciones de la Rue de Bac, insiste a Catalina Labouré a volver a las prácticas de las reglas, a vivir la autenticidad del llamado a la vida consagrada, María quien se proclama la guardiana de la compañía, quiere que sus hijos e hijas sean obedientes a la voluntad del Padre, y más en estos tiempos donde la amenaza de la guerra que se extiende por el mundo, busca acabar con la esperanza.
Esta novena como cada año, es una herramienta evangelizadora, puesta en sus manos, para que en comunidad saque el mejor provecho para su vida espiritual, para sentirnos iglesia haciendo eco al llamado del Papa que quiere que la Iglesia permanezca en sínodo, oyéndonos unos a otros, buscando espacios de encuentro donde el sentir cristiano nos haga vivir la experiencia de bautizados.
A los pies de todos los altares del mundo, Dios otorgará abundantes bendiciones y gracias a quienes pidan por intercesión de la Santísima Virgen María, ella estará dispuesta a iluminar nuestras vidas y la de nuestras familias con sus manos benditas.
Reconozcamos en estos nueve días, que somos peregrinos, que avanzamos hacia la patria celestial, que nuestra pequeñez y nuestra fragilidad, se convertirán en grandeza y fortaleza en manos de nuestro Padre celestial. Con María iniciamos este caminar, hacia el cielo, nuestro hogar.
P. Andrés Felipe Rojas Saavedra, CM
Párroco Santo Cristo de Guaranda
www.corazondepaul.org
Oración:
Padre misericordioso, que has dado a la humanidad el signo portentoso de la maternidad divina de María, por el cual nos vino Cristo nuestro Salvador, Te rogamos que junto a ella podamos caminar en este mundo construyendo espacios de justicia y paz que evidencien el Reino de Dios en medio de nuestros hermanos que más sufren.
Por eso Padre amoroso, llenos de esa confianza renovada, que María nos enseñó, nos presentamos ante Ti sedientos y necesitados de tu Palabra, para que al meditarla día a día en esta novena, podamos abrir nuestro corazón a la gracia de la conversión, y que, siendo discípulos y misioneros de Cristo y de María, podamos anunciar gozosos la Medalla Milagrosa como signo profético para nuestros días.
Padrenuestro.
Gloria.
Oración a la Virgen María:
Madre, maestra y misionera. La fe que te iluminó y la Palabra en que creíste nos acompañe en esta novena que dirigimos en tu honor bajo la advocación de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Que todos reunidos en torno a tu Hijo podamos recuperar la frescura del Evangelio y anunciar con gozo la esperanza a un mundo dividido por las discordias.
Tus rayos nos infunden la seguridad, que nuestra historia esta confiada a la misericordia de Dios que nos ama y que nos ilumina constantemente en las noches oscuras y dolorosas de nuestra vida, hoy más que nunca gritamos al cielo implorando un nuevo renacer, que tú nos ayudes a germinar en nuestros corazones la palabra de Nuestro Señor y a anunciarlo vivo y resucitado entre nuestros hermanos. Amén.
Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti. Dios te salve María…
Gozos:
Respuesta: puede ser el estribillo de una canción o la jaculatoria (Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que acudimos a ti).
Madre Milagrosa, de ternura y compasión
que haciendo historia de salvación
vas caminando siempre con tu pueblo
que a ti clama en la aflicción.
En mil ochocientos treinta,
en Francia, Calle del Bac,
auna pobre novicia,
la virgen santa se apareció.
Eran vísperas de San Vicente,
noche silenciosa de julio,
cuando la Madre dejó su trono
y en una pequeña capilla se presentó.
Siendo la media noche
un Ángel se apareció
para darle un anuncio
de parte de la Madre de Dios.
Las luces se iban prendiendo,
las puertas se iban abriendo
y al llegar a la capilla la hermana ansiosa la esperó.
La voz del cielo anunciaba
que la madre llegó.
La sede sacerdotal
con humildad ella ocupó.
La hermana Catalina
sus manos colocó
en las piernas de la Madre
y misión ella le encomendó.
En una mañana de noviembre
los sentidos no lo percibieron
pero un corazón atento
nuevamente a la Madre observó;
las insignias de la medalla
que Catalina vio, se han convertido
en fuente de milagro y amor.
“Haz acuñar una medalla”,
la Virgen le pidió
para ser portada por los fieles
con gran devoción.
Madre Santa, tu gran Medalla
es emblema de tu amor,
hoy nosotros la portamos
en señal de filiación.
Sea por Jesús, sea por María,
sea por el ejemplo de los santos que nos guían.
Y que por la Medalla Milagrosa
alcancemos la gracia de convertir
nuestros dolores en alegrías.
PRIMER DÍA
Primera estación: la conversión.
Signo: Cada día la novena traerá un signo de la Medalla, puede armarse la medalla a medida que se van mencionando y otro signo que puede ser opcional y acompaña el tema de la novena.
El mundo y la serpiente.
Dos caminos, en uno de los caminos la cruz, en el otro camino pueden estar elementos que representen la esclavitud del pecado.
Canasta solidaria: invitamos a todos los participantes a traer una o varias canastas, que a lo largo de la novena se llenará con uno de los productos que se indiquen.
Comentario inicial: Queridos hermanos y hermanas, nos congregamos con mucha alegría para iniciar este primer día de la Novena a nuestra Madre, bajo la advocación de la Virgen Milagrosa, para iniciar este camino con varias estaciones, el primer paso que debemos hacer es reconocer nuestros pecados y disponernos a la conversión autentica, un deponer aquello que nos impide caminar con Cristo.
Momento de perdón:
- Perdona Señor al mundo que aún no ha comprendido tu mensaje de amor y vive sumergido en la guerra.
- Perdona Señor a quienes empuñan las armas y gobiernan con el terror invadiendo el mundo muerte.
- Perdona Señor nuestros pecados que no nos dejan avanzar en el camino de la fe.
Lectura del Texto Bíblico: Apocalipsis 12, 1-6
“Una gran señal apareció en el cielo: una mujer revestida del sol, la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz. Y apareció otra señal en el cielo: un gran dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas. Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. El dragón se detuvo delante de la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto lo diera a luz. La mujer dio a luz un hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono”.
Reflexión:
En la medalla, Nuestra Madre María, se manifiesta pisando la serpiente, signo del mal que oprime a los cristianos y que está constantemente asechando a la humanidad, como la Virgen nosotros también estamos llamado a vencer el mal que nos gobierna, a liberarnos del yugo del pecado y de la esclavitud del individualismo y del resentimiento. El camino al cielo, implica ineludiblemente la conversión, sin ella todos los demás pasos son en falso, hay quienes dicen seguir a Cristo sin estar convertidos, pueden hacer obras maravillosas, pero sin tener amor de nada sirve. La conversión es el primer paso al Amor que debe ser amado. Tener la medalla Milagrosa en nuestras manos y decirle a nuestra Reina: “ayúdanos a dar el primer paso”.
Actividad en grupo:
- ¿La Iglesia me está llamando a caminar en sinodalidad, como respondo a ese llamado?
- ¿Qué no he dejado aún en mi vida que no me deja seguir libremente a Jesús?
- ¿Soy como María que cambio toda su vida para estar en sintonía con Jesús?
Me comprometo a hacer una lista de las cosas que aún me faltan por corregir y me dedico a fortalecer mis cualidades para ponerlas al servicio de los demás.
Oración final:
Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa, que te manifestaste a Santa Catalina Labouré como mediadora de todas las gracias, atiende a mi plegaria.
En tus manos maternales dejo todos mis intereses espirituales y temporales, y te confío en particular la gracia que me atrevo a implorar de tu bondad, para que la encomiendes a tu divino Hijo y le ruegues concedérmela, si es conforme a su voluntad y ha de ser para bien de mi alma.
Eleva tus manos al Señor y vuélvelas luego hacia mí, Virgen poderosa; envuélveme en los rayos de tu gracia, para que a la luz y al calor de esos rayos me vaya desapegando de las cosas terrenas y pueda marchar con gozo en tu seguimiento, hasta el día en que bondadosa me acojas a las puertas del cielo. Amén.
Descarga la Novena completa pulsando sobre la siguiente imagen:
Fuente: https://www.corazondepaul.org/
0 comentarios