“El poder de la fe”
Dt 6, 4-13; Sal 17; Mt 17, 14-19.
Todo es posible para el que cree.
Cuando la fe existe de verdad, aunque sea en mínima medida, es eficaz porque participa del poder de Dios, para quien nada es imposible (Lc 1, 37).
Tener la fe capaz de trasladar montañas y expulsar demonios es creer en la fuerza del espíritu y en el futuro de la misión y del evangelio, a pesar de todas las ruinas que él presenta a montones ante nuestros ojos.
Pero los apóstoles tenían miedo de creer en Jesús a fondo perdido.
Su problema es también el nuestro, nos resulta difícil abandonarnos en sus manos, porque para creer hemos de prescindir de nuestras seguridades tan “razonables”. No acabamos de entender que la fe en Jesús es una invitación a firmar en blanco un cheque al portador que paradójicamente, constituye una póliza de seguro evangélico a todo riesgo pues Cristo nos brinda una certeza y confianza superior a toda seguridad humana, una garantía total que barre las cautelas de nuestro mezquino egoísmo.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Eugenio Lozano Cervantes, laico de la Familia Vicentina de Guadalajara.
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