San Vicente de Paúl solía expresar: «¡Qué bello ver a los pobres si les consideramos en Dios y con la misma estima que Jesús les tenía!» San Vicente supo descubrir en los rostros de cada persona, con las que se encontraba, el rostro de Cristo enfermo, hambriento, sediento, migrante…
Quienes decimos ser vicentinos ¿somos capaces de tener la misma mirada que tuvo San Vicente hacia los migrantes?
Las razones por las que las personas migran son diversas; algunas se desplazan en busca de trabajo o de nuevas oportunidades económicas, otras para reunirse con sus familiares o para estudiar. Otros se van para escapar de conflictos, persecuciones, del terrorismo, de dictaduras o de violaciones o abusos de los Derechos Humanos.
Muchos habrán obtenido con éxito la visa, para comenzar una nueva vida. Algunos no son tan afortunados y emprenden viajes que saben que serán largos y peligrosos, con un alto riesgo de fracaso.
Las personas que migran de manera irregular de América del Sur, Centroamérica hacia Estados Unidos, deben enfrentar cruces peligrosos de ríos y desiertos, terrenos remotos y formas inseguras de transporte para llegar a sus destinos, como viajar en la parte superior de los trenes de carga en viajes largos o dentro de camiones. También pueden estar expuestas a diferentes formas de violencia, como robos, extorsiones, agresiones, o incluso ser víctimas de trata o asesinadas.
Recientemente, el gobierno de Estados Unidos ha extendido el beneficio de “Parole Humanitario” para los países de Colombia, Honduras, Guatemala, y El Salvador; además de los que ya recibían el beneficio Haití, Venezuela, Cuba y Nicaragua. Según Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS), el Parole Humanitario es un permiso de permanencia temporal que se brinda por razones humanitarias, urgentes o de beneficio público significativo.
Muchos han sido los beneficiados, pero los obstáculos los encuentran al llegar a Estados Unidos.
Dos hermanos nuestros que pertenecen a la Confraternidad de Vicentinos en La Frontera/Diáspora, nos han compartido su historia:
“Waleska, tiene 5 meses de haber llegado, su permiso de trabajo está demorando más de lo esperado, por lo que no ha conseguido un trabajo en el que reciba el pago justo. Nos ha contado que ha trabajado lavando platos, entre otros trabajos y, en todos, al llegar el día de pago, le dicen que ha estado a prueba y por lo tanto no le pagarán”
Lo mismo le ha sucedido a “Carlos”, aunque él tiene menos tiempo de haber llegado, se ha encontrado con la misma dificultad. Ambos se encuentran en Los Ángeles.
Es en estas circunstancias que, vemos la necesidad de construir redes vicentinas de apoyo que, tengan presencia en cada uno de los Estados de Estados Unidos, para que podamos acudir, de manera inmediata, a tantos hermanos nuestros que se encuentran con estas dificultades, quienes lo único que desean es poder encontrar un trabajo para poder cubrir sus necesidades, antes que el permiso de permanencia expire.
Si eres vicentino, si vives en Los Ángeles y ves a los migrantes con los ojos de San Vicente y sobre todo tienes el deseo de ayudar puedes comunicarte con nuestra Confraternidad de Vicentinos en La Frontera/Diáspora irecruz@gmail.com
Irene Cruz
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