Presentación:
“Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol” (Ap. 12, 1). El comienzo de la tribulación presenta la grandiosa visión del profeta, una Mujer de esplendores y bellezas sin igual, madre de aquel que se sentará a la diestra del Todopoderoso para regir las naciones, una evocación al mismo signo que se le presenta al rey Acaz (Is 7, 10), quien pide una señal en el cielo o en el abismo, pero en cambio es Dios en persona que pondrá morada cerca de su pueblo.
La Santísima Virgen María, anunciada desde el comienzo de las Sagradas Escrituras, también aparece en las visiones proféticas del último libro de la Biblia, y su presencia enmarca el inicio y el fin de la nueva historia de la salvación; Dios ha demostrado que sin la cooperación humana, la historia de la salvación no habría llegado a su culmen con nuestro Señor Jesucristo.
Esta duodécima edición de la novena a la Virgen Milagrosa, quiere hacer una mirada al presente con las luces proféticas abordadas en cada uno de los elementos que la componen, para comprender los desafíos que tenemos como cristianos en medio de las persecuciones del mundo de hoy.
En esta sociedad donde cada vez crece más el rechazo a la Iglesia, y donde se le quiere silenciar, es toda una odisea llevar en el pecho una medalla que nos invita a recuperar la auténtica y verdadera maternidad de la Iglesia que defiende la vida desde su concepción hasta su muerte natural.
Que María, Madre nuestra, avive nuestro espíritu cristiano para comprender los designios de Dios en esta humanidad abatida y esclavizada.
P. Andrés Felipe Rojas Saavedra, CM
Párroco Santo Cristo de Guaranda
www.corazondepaul.org
Oración:
Padre misericordioso, que has dado a la humanidad el signo portentoso de la maternidad divina de María, por el cual nos vino Cristo nuestro Salvador, Te rogamos que junto a ella podamos caminar en este mundo construyendo espacios de justicia y paz que evidencien el Reino de Dios en medio de nuestros hermanos que más sufren.
Por eso Padre amoroso, llenos de esa confianza renovada, que María nos enseñó, nos presentamos ante Ti sedientos y necesitados de tu Palabra, para que al meditarla día a día en esta novena, podamos abrir nuestro corazón a la gracia de la conversión, y que, siendo discípulos y misioneros de Cristo y de María, podamos anunciar gozosos la Medalla Milagrosa como signo profético para nuestros días.
Padrenuestro.
Gloria.
Oración a la Virgen María:
Madre de los profetas y los mártires, la fe que te iluminó y la Palabra en que creíste, nos acompañe en esta novena que dirigimos en tu honor bajo la advocación de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Que todos reunidos entorno a tu Hijo podamos recuperar la frescura del Evangelio y anunciar con gozo la esperanza a un mundo dividido por las discordias.
Tus rayos nos infunden la seguridad de que nuestra historia está confiada a la misericordia de Dios que nos ama y que nos ilumina constantemente en las noches oscuras y dolorosas de nuestra vida. Hoy más que nunca gritamos al cielo implorando un nuevo renacer, que Tú nos ayudes a germinar en nuestros corazones la palabra de Nuestro Señor y a anunciarlo vivo y resucitado entre nuestros hermanos. Amén.
Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti. Dios te salve María…
Gozos:
Respuesta: puede ser el estribillo de una canción o la jaculatoria (Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que acudimos a ti.)
Madre Milagrosa, de ternura y compasión
que haciendo historia de salvación
vas caminando siempre con tu pueblo
que a ti clama en la aflicción.
En mil ochocientos treinta,
en Francia, Calle del Bac,
auna pobre novicia,
la virgen santa se apareció.
Eran vísperas de San Vicente,
noche silenciosa de julio,
cuando la Madre dejó su trono
y en una pequeña capilla se presentó.
Siendo la media noche
un Ángel se apareció
para darle un anuncio
de parte de la Madre de Dios.
Las luces se iban prendiendo,
las puertas se iban abriendo
y al llegar a la capilla la hermana ansiosa la esperó.
La voz del cielo anunciaba
que la madre llegó.
La sede sacerdotal
con humildad ella ocupó.
La hermana Catalina
sus manos colocó
en las piernas de la Madre
y misión ella le encomendó.
En una mañana de noviembre
los sentidos no lo percibieron
pero un corazón atento
nuevamente a la Madre observó;
las insignias de la medalla
que Catalina vio, se han convertido
en fuente de milagro y amor.
“Haz acuñar una medalla”,
la Virgen le pidió
para ser portada por los fieles
con gran devoción.
Madre Santa, tu gran Medalla
es emblema de tu amor,
hoy nosotros la portamos
en señal de filiación.
Sea por Jesús, sea por María,
sea por el ejemplo de los santos que nos guían.
Y que por la Medalla Milagrosa
alcancemos la gracia de convertir
nuestros dolores en alegrías.
PRIMER DÍA
María, el gran signo del Cielo
Producto: para cada día de la novena se le pedirá a los participantes traer un producto de la canasta familiar. El mercado se entregará a familias pobres o a alguna obra social. Tener en cuenta la o las canastas para depositarlo.
Signo: para cada día la novena se propone un signo de la Medalla; puede armarse la medalla a medida que se van mencionando o también: la imagen de la Virgen María y recortes de diferentes madres, una vela grande y otras pequeñas alrededor.
Comentario inicial: Queridos hermanos y hermanas, nos congregamos con mucha alegría para iniciar este primer día de la novena a nuestra Madre, bajo la advocación de la Virgen Milagrosa; Ella sigue siendo ese gran signo a través del cual Dios nos habla y nos pide responder con sagacidad a las persecuciones del mundo de hoy.
Lectura del Texto Bíblico: Apocalipsis 12, 1-5
“Una gran señal apareció en el cielo: una mujer revestida del sol, la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz. Y apareció otra señal en el cielo: un gran dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas. Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. El dragón se detuvo delante de la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto lo diera a luz. La mujer dio a luz un hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono”.
Reflexión:
El libro del Apocalipsis, en el capitulo 12, inicia con la expresión un gran signo en el cielo, evoca sin duda el signo portentoso anunciado al rey Acaz en el libro de Isaías “Miren: la virgen encinta da a luz un hijo: le pondrá por nombre Emmanuel”.
La manifestación del amor de Dios se da gracias a la cooperación de una mujer que acepta la misión más importante de todos los tiempos: la maternidad divina. María no solo asume la misión con su sí generoso sino que también se compromete junto a su Hijo a acompañar a la humanidad en todos los momentos de la historia.
La Santísima Virgen en las apariciones de la Rue de Bac revela en primer lugar su rol materno dentro de la Iglesia: santa Catalina que, al quedar huérfana, rogó desde temprana edad a la Virgen que a partir de ese momento ella fuera su madre, recibió del cielo la visita de la Señora y Guardiana de todas las casas que reciben a Cristo en su corazón.
Hoy más que nunca debemos recuperar la auténtica maternidad; tanto hombres como mujeres deben cumplir adecuadamente la misión de educar a sus hijos, de respetar la vida, de dedicar tiempo a la familia, de comprenderse y amarse como Dios quiere. La mayor manifestación de su amor se dio en el hogar cálido de Nazareth de unos padres jóvenes que asumieron con valentía la misión de Jesús.
Actividad en grupo:
- ¿Qué valores encontramos hoy en las familias?
- ¿Qué nos preocupa de las familias de nuestra comunidad?
- ¿Cómo debemos ayudar en nuestro apostolado a las familias que están pasando por crisis?
Me comprometo a visitar algunas familias de mi comunidad para llevarles el mensaje del Evangelio.
Oración final:
Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa, que te manifestaste a Santa Catalina Labouré como mediadora de todas las gracias, atiende a mi plegaria. En tus manos maternales dejo todos mis intereses espirituales y temporales, y te confío en particular la gracia que me atrevo a implorar de tu bondad, para que la encomiendes a tu divino Hijo y le ruegues concedérmela, si es conforme a su voluntad y ha de ser para bien de mi alma. Eleva tus manos al Señor y vuélvelas luego hacia mí, Virgen poderosa; envuélveme en los rayos de tu gracia, para que a la luz y al calor de esos rayos me vaya desapegando de las cosas terrenas y pueda marchar con gozo en tu seguimiento, hasta el día en que bondadosa me acojas a las puertas del cielo. Amén.
Descarga la Novena completa pulsando sobre la siguiente imagen:
Fuente: https://www.corazondepaul.org/
Madre del Divino amor, bendice y acompaña nuestras vidas y misión
«Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a ti». Trae paz a los corazones en el mundo y que cese la guerra entre hermamos y naciones. Llénanos de tu luz, Madre Bendita y eleva nuesta plegaria a tu Hijo amado, nuestro Salvador. Amén.