“¡Ay de ti Corozaín, ay de ti Betsaida!”
Is 7, 1-9; Sal 49; Mt 11, 20-24.
Jesús invita a la conversión a estas ciudades que habían sido objeto de su predicación y a las que, sin embargo, el peso de las tradiciones y de su autosuficiencia les impidieron captar la novedad que Jesús les comunicaba. Las compara con aquellas ciudades que son símbolo del poder económico y de la vida pagana: Tiro, Sidón y Sodoma.
Si la razón de la Iglesia es estar al servicio del Reino de Dios y la conversión a los valores de ese Reino (la justicia, la paz, el amor…), nuestra actitud debe ser de discernimiento constante para no traicionar la razón de Jesús; ésta es la conversión a la que estamos llamados todos los cristianos.
Si Jesús se nos hiciera hoy presente físicamente en alguna de nuestras iglesias ¿qué nos pediría?
¿Estamos dispuestos a dar un cambio a nuestra manera de pensar, a nuestra manera de vivir nuestra fe, a nuestra manera de relacionarnos con los demás?
Señor, cambia nuestro corazón.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silvia Bermea Ordóñez HC.
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