“Sean perfectos como es perfecto el Padre de ustedes”
1 Re 21,17-29; Sal 50; Mt 5, 43-48.
Jesús nos llama a la santidad. Todos somos llamados, con la gracia de Dios, a caminar hacia la configuración de nuestra vida con la de Jesucristo. Él es la imagen de Dios invisible y la imagen del hombre santo.
Gianna Beretta Molla, una madre que llegó a la santidad, fue una médico pediatra y laica italiana.
Se casó con el ingeniero Pietro Molla. Mujer activa y llena de energía, esquiaba, tocaba el piano y esposo los conciertos en el conservatorio de Milán. Llegó a dar a luz a cuatro hijos y, cuando ella esperaba el quinto, se le diagnosticó un cáncer de útero y prefirió salvar la vida de su hija aún no nacida antes que la suya. Su esposo confesó: Mi esposa tenía infinita confianza en la disfrutaba con su Providencia y era una mujer llena de alegría de vivir. Jamás creí estar viviendo con una santa.
Ella tradujo su fe en fruto generoso de apostolado en la Acción Católica y en la Sociedad de San Vicente de Paúl, dedicándose a los jóvenes y al servicio caritativo con los ancianos y necesitados.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Benjamín Romo Martín C.M.
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