“Tú sígueme”
Hech 28, 16-20. 31-31; Sal 10; Jn 21, 20-25.
¡Sígueme! Esta es la invitación de Jesús a toda persona, una invitación personal. En el texto que leemos hoy en el Evangelio, escuchamos la pregunta de Pedro a Jesús sobre Juan: ¿Qué va a ser de este? La respuesta de Jesús nos sorprende: Si quiero que se quede hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú sígueme. Yo lo interpreto así: la llamada es personal.
El seguimiento de Jesús encierra dos dimensiones: Primero: el amor. Jesús quiere que se establezca entre Él y la persona llamada una relación de amor, una experiencia de amor y no de otra cosa. Una corriente de amor que fluye y corre de uno a otro.
Segundo: La misión. A Pedro le dirá, apacienta mis corderos. La experiencia del amor lleva a la misión, a ponernos a disposición de quien nos ha amado primero para que realicemos aquello que quiere de nosotros y que, en el fondo, es lo que más nos va a hacer felices y a dar sentido a nuestra vida.
Tú y yo hemos sido llamados a seguir a Jesús, a caminar tras sus huellas, a identificar nuestra vida con la suya, a experimentar su amor y a continuar su misión salvadora. Porque “cristiano” es el que sigue a Jesús, viviendo de su amor y continuando su misión.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Benjamín Romo Martín C.M.
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