“Padre nuestro . . .”
Is 55, 10-11; Sal 33; Mt 6, 7-15.
Siempre he tenido un cariño y devoción especiales a la oración del Padrenuestro por muchas razones:
- Es la oración que Jesús le dirigía a su Padre y, como Jesús vino a entregárnoslo todo, también nos regaló su forma de hablar con Dios.
- La oración evoca esa intimidad y reverencia de un hijo hablando con su papá a quien ama. Manifiesta amor, confianza, respeto, gratitud, adoración.
- Es como un diamante que concentra y resume todo el pensamiento de Jesús; cómo concebía a Dios, lo que le preocupaba, lo que más deseaba en la vida, lo que esperaba, lo que soñaba…
- Así, el Padrenuestro nos revela con claridad lo que Jesús guardaba en su corazón, nos muestra su identidad más profunda.
El Padrenuestro nos enseña muchas cosas en pocas palabras: A sentirnos hijos amados y atendidos por el Padre, a sabernos hermanos de todos los que comparten nuestro ser “hijos”, a esperar con ansias el Reino y a comprometernos en su construcción, construyendo la fraternidad entre todos y ofreciendo el perdón a quienes nos ofenden.
Ojalá pienses en todo esto cuando recitas el Padrenuestro.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón S. C.M.
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