“No solo de pan vive el hombre”
Dt 26, 4-10; Sal 90; Rom 10, 8-13; Lc 4, 1-13.
El evangelio nos presenta hoy la “cuaresma” de Jesús. Después de su bautismo y antes de iniciar su misión profética, Jesús es llevado por el Espíritu al desierto, donde permanece cuarenta días. Ahí vivirá un tiempo de recogimiento, de encuentro con su Padre, de discernimiento de lo que Dios quería de él, del rumbo y del sentido que debía dar a su vida.
El diablo le ofrecía caminos falsos y equivocados. A cada propuesta del enemigo, Jesús fue respondiendo con una frase de la Palabra de Dios (“no solo de pan vive el hombre”, “solo al Señor, tu Dios, adorarás”, “no pondrás a prueba al Señor, tu Dios”).
La propuesta es clara: vivir la cuaresma como un tiempo de encuentro con nuestro Padre y con el proyecto que Él tiene para nosotros. Tiempo para revisar el rumbo que está siguiendo nuestra vida y para aclararnos bien cuáles son los caminos que nos conducirán a la vida verdadera. Tiempo para profundizar la Palabra de Dios para encontrar en ella la propuesta concreta para llenar de sentido, de dirección y de luz el camino de nuestra vida.
La cuaresma, pues, no es solo un tiempo para comidas y postres deliciosos. Es la oportunidad de reconstruirnos según el proyecto de Dios.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón S. C.M.
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