“Delante de ellos se transfiguró”
St 3, 1-10; Sal 11; Mc 9, 2-13.
Las reflexiones sobre el evangelio de los dos días anteriores dejan la sensación de que el seguimiento es un tanto masoquista: sacrificio, dolor, sufrimiento, muerte. Pero no es así. Jesús anuncia su pasión y su muerte, pero también su resurrección. La opción por Jesús es también alegría, plenitud, felicidad, lo dice muy bien un discípulo controvertido, Pedro: “Señor, ¡qué bien se está aquí!”.
¿Por qué Pedro dijo esto? ¿Tenía miedo de bajar sabiendo lo que les esperaba en Jerusalén? Puede ser. Es verdad que produce temor y miedo enfrentar los riesgos de la vida cotidiana, pero en el seguimiento aprendemos a superar los miedos y los temores apoyados en la seguridad de que Jesucristo “vence”. No somos perdedores, como algunos piensan, pero tampoco seremos vencedores, como Jesucristo, si damos paso al desánimo y la desesperanza.
En un tiempo como el que estamos viviendo es muy importante considerar bien todo esto. En medio de todo está el proyecto de Dios, que no es otro que hacernos felices. Eso sí, hemos de discernir bien cómo hemos de alcanzar esa felicidad y cuánto hemos de pagar por ella.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Aarón Gutiérrez Nava C.M.
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