2 Sm 18, 9-10. 24-25; Sal 85; Mc 5, 21-43.
Jesús hace dos milagros a dos mujeres. Le devuelve la salud a una mujer considerada “impura” por causa de una hemorragia de mucho tiempo y resucita a una niña de doce años. “Doce años” es la edad en que una mujer comienza a ser excluida a causa de su menstruación. Con la aparición de la sangre ¡empieza a morir! ¡Qué paradoja!
En ese mismo momento, la mujer empieza su ciclo de dar vida, su vocación más profund Sin embargo, ambas están “excluidas” de la de la comunidad. Jesús, que no acepta nin tipo de discriminación, se asombra de que mujer tan humillada sea capaz de pasar encima de las leyes humana “Si logro tocar, aunque sól sea sus vestidos, me salvaré hace libre y el Señor le devuelve su dignidad de hija de Dios. Y por la fe de su padre, le devuelve la vida a la niña.
La gente se ríe de la ingenuidad de Jesús “¿quién me ha tocado?”, “la niña no ha muerto. ¡Está dormida!”. Eso pasa con los que no tienen fe, se ríen, no creen que para Dios, creador y defensor de la vida que Él mismo creó, “nada es imposible”. La falta de fe viene de lejos. En la cultura actual muchos tienden a la incredulidad, caen en lo absurdo, dan culto a la sangre y a la muerte. Necesitamos escuchar y practicar la palabra de Jesús: “No temas. ¡Solamente ten fe!”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Aarón Gutiérrez Nava C.M.
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