“Que te alaben, Señor, todos los pueblos“
Is 7, 10-14; Sal 66; Gal 4, 4-7; Lc 1, 39-48.
En este domingo de“Gaudete”o“Gozo”contemplamos el amor de Dios derramado en nuestra madre María, bajo la advocación de Guadalupe. Las lecturas nos muestran el gran poder de Dios derramado sobre María en la gran de la Encarnación. Ella es el modelo de una vida hecha oración.
Las palabras que pone el evangelista en labios de nuestra Madre: “mi alma glorifica al Señor mi Dios y mi espíritu se llena de gozo”, revelan la plena conciencia que tenía de ser sierva e instrumento del Padre. No atribuye nada a sus propios méritos, sino que toda su grandeza la refiere a la libre donación de aquel que es grande, y que por amor levanta a sus fieles de la pequeñez y debilidad para hacerlos grandes y fuertes. Su cántico es, ante todo, un estallido de alegría.
Las cosas de Dios parten del gozo y terminan en el entusiasmo. La fiesta de nuestra Señora en el contexto del adviento nos interpela para elevar nuestra plegaria en acción de gracias por el regalo de la salvación. Dios viene a llenarnos con su gracia y misericordia, tal como hizo con María.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Seminaristas del Seminario Vicentino de Tlalpan, Ciudad de México
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