“Dios no quiere que nadie se pierda”
Is 40,1-11; Sal 95; Mt 18,12-14.
Estamos frente a un tema crucial para Jesús y para Mateo: los pequeños y humildes de la comunidad son los predilectos de Dios. Es en este contexto donde aparece el relato de la oveja extraviada. Indiscutiblemente es un relato sobre la manera de ser y proceder de los cristianos, y sobre la misión de Jesús; de hecho, la parábola define la identidad del cristianismo. Para seguir a Jesús es necesario matricularse en la aventura del Reino, donde los pequeños, los vulnerables, los excluidos y los migrantes, son sujetos preferenciales al interior de la comunidad de bautizados.
Jesús coloca el énfasis de la parábola en ir a buscar la oveja extraviada. Este es el punto donde debemos poner nuestra atención. Jamás podemos condenar o excluir a las personas, por el contrario, nos corresponde empeñarnos en ayudarles a lograr su salvación incluyéndolos siempre.
Y tú ¿estás en busca de las ovejas perdidas?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Seminaristas del Seminario Vicentino de Tlalpan, Ciudad de México
0 comentarios