“Llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes”
1 Tes 4, 9-11; Sal 97; Mt 25, 14-30.
El evangelio de hoy nos presenta otra parábola sobre el Reino de Dios, poniendo el acento en el tema de la relación de cercanía y conocimiento con el Señor del Reino.
El relato presenta a una persona que, antes de salir de viaje, encomienda sus bienes a tres servidores de confianza. A cada uno deja una fortuna: un talento equivalía a 6,000 denarios, y un denario era el sueldo por un día de trabajo; así que un talento equivaldría al salario de 16 años de trabajo. Lo que llama la atención es la respuesta de uno de estos tres personajes, pues si bien su señor ha confiado en él, este personaje no confía ni en su señor ni en sí mismo, así que va y esconde el talento para no arriesgarlo; mejor dicho, para no arriesgarse él. Cuando son llamados a cuentas, este personaje muestra que ni conoce, ni aprecia, ni agradece a su señor por la confianza puesta en él, y no sólo no se le retribuye algo, sino que además lo pierde todo, pues no ha sabido poner la vida en juego.
Señor, permíteme reconocer cuánto confías en mí; que sepa poner mi vida en juego en aquello que, haciéndome crecer, haga crecer a los demás. Amén.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Erick Fernando Martínez Benavides, CM.
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