Las palabras de un cura joven el padre Rubén Orlando Leyva conocido como el padre Rubén de la Trinidad, envía al mundo un mensaje desgarrador “Cuba está muriendo”, pero casi todos los cubanos sabemos que Cuba ha sufrido una larga agonía de sesenta y dos años en la que algunas veces, ha tenido una ligera mejoría para después caer en la más decepcionante muerte lenta. Cuando una pequeña luz de libertad aparece, inmediatamente es aplastada por las botas de los esbirros, apaleando y matando a sus propios hermanos, sin consideración. Es a ellos a quien debemos apelar y buscar se unan a la democracia y parar los asesinatos de sus propios hermanos, ellos tienen familia y esa familia los debe convencer de que limpien las manchas de sangre de sus uniformes y también las de sus hijos porque quedaran con el estigma de, mi padre era un asesino.
Habla que los medios de prensa mienten impunemente de las verdades que allí todos los días suceden y esto también lo han hecho mis colegas, rompiendo la tradición de que un periodista debe ser un buscador de la verdad y si no la encuentra, debe callarse. Ellos hablan de la falta de medicinas en los hospitales y de la falta de alimentos, por lo que diariamente mueren hermanos nuestros por desnutrición y siempre el gobierno sádico y asesino acusa a los Estados Unidos y al bloqueo. Mentirosos, yo he sabido y denunciado como reciben mercancía de otros países y también de los Estados Unidos, ellos han destruido un país rico y abundante, donde había de todo, por su falta de conocimientos y el derroche impúdico de sus dirigentes, buscando llevar la semilla de su comunismo a otros países.
El padre Rubén muy valiente, por cierto, le pide a los gobernantes de la Isla que aprendan a valorar el legado invaluable de los verdaderos héroes y próceres de Cuba. Como esos dirigentes que viven en mansiones y que son dueños de Cuba van a valorar, si ellos cambiaron la historia de Cuba y lo que se enseña a los alumnos es una mentirosa historia de nuestra patria.
Ustedes que viven en la isla, presos, como verdaderos guerreros, que fueron capaces de hacer una rebelión pacifica el 11 de Julio que los puso ante el mundo callado, que nada hace por nuestros hermanos, como lo que son en verdad: Asesinos. No paren de manifestar sus derechos a la libertad, hablen con sus hermanos de lo que significa la verdadera revolución social y que está plasmada en la doctrina social de la iglesia, exijan que en sus templos los sacerdotes hablen al pueblo de esa doctrina y que sin derramamientos de sangre, puede llegar a darnos la verdadera felicidad de poder un día, ver a nuestra patria libre.
El padre dice al final que reconozcamos ante Dios nuestra mezquindad, no padre eso quiere decir tacaño y los cubanos lo que menos somos es tacaños lo que si debemos de reconocer que somos, Olvidadizos, salir de Cuba y olvidarnos de ella, no ayudar a los que allí se quedan, no solo con comida, con algo más que puedan defender sus derechos y dedicar nuestra saliva y nuestras plumas a seguir hablando de nuestra madre, la patria, que nos vio nacer, hasta la hora de nuestra muerte, rogando que no nos vayamos de este mundo como muchos de nuestros grandes hermanos, esperando ver un día una patria con todos y para todos.
Por Víctor Martell
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