En estos tiempos estamos observando movimientos extraños en nuestra América Central y del Sur, en la mayoría de los casos con retóricas de sus dirigentes hablando de supuestas medidas sociales para beneficiar al pueblo y los más con teorías extranjerizantes que solo llevan a luchas fratricidas, enriquecimiento ilícito de sus dirigentes y los pueblos a pasar hambre y carecer de los principios elementales del hombre.
¿Qué ofrecen estos dirigentes, cuando tratan de imponer justicia social en los pueblos? En primer lugar, terminan con la libertad, van a la cárcel todos los opositores, acaban con la propiedad privada, haciéndose el estado dueño de todo y poniendo a dirigir estas empresas a personal que desconoce todo lo relacionado con la fábrica o la función del negocio. Lo único que estos señores interventores tienen es un carnet de seguidores del régimen, a costa de engañar a sus hermanos.
Desde hace cientos de años, la Iglesia católica creó la Doctrina Social de la Iglesia; y yo me pregunto: ¿Por qué? si yo llevo en mi iglesia 80 años, tuve que esperar cuando tenía 40 años, para leerla y la busqué, por referencia de un hermano que había leído partes de ella y había quedado anonadado con las enseñanzas que allí había. ¿Por qué nadie me habló de semejante obra? Perdonen, pero yo creo que esto ha sido un gran fallo de nuestros dirigentes y de los curas de no haber llevado estas enseñanzas a los púlpitos, desde hace muchos años. Si nuestra América conociera nuestra Doctrina Social, no mirarían hacia la izquierda, creyendo que ellos son los únicos que saben de cambios sociales.
Lean esto, no es obra mía, es tomado de la Doctrina Social de la Iglesia:
Destino universal de los bienes y propiedad privada.
Dios ha destinado la tierra y sus bienes en beneficio de todos. Esto significa que cada persona debería tener acceso al nivel de bienestar necesario para su pleno desarrollo. Este principio tiene que ser puesto en práctica según los diferentes contextos sociales y culturales y no significa que todo está a disposición de todos. El derecho de uso de los bienes de la tierra es necesario que se ejercite de una forma equitativa ordenada, según un específico orden jurídico. Este principio tampoco excluye el derecho a la propiedad privada (Compendio de DSI, 171-84).
La propiedad privada no constituye para nadie un derecho incondicional y absoluto. No hay ninguna razón para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad, cuando a los demás les falta lo necesario. (Populorum Progressio, num. 23).
Cuando leí esta parte y muchas más, comprendí que teníamos un as en nuestro bolsillo y no lo hemos utilizado; vamos a hacerlo ahora. Yo someto a consideración, respetuosamente a todas las ramas vicentinas, que en todas nuestras reuniones y en particular con nuestros miembros el estudio completo de la Doctrina Social de la Iglesia que utilicemos nuestros fondos para imprimirla y regalarla a todos nuestros hermanos, que en las iglesias en los distintos ministerios se divulgue esta Doctrina llevándola al pueblo, a los católicos y a los no católicos para que todos la conozcan. Que las radios católicas de todo el mundo divulguen y dediquen programas a estudiar esta doctrina y se traduzca a todos los idiomas que sea necesario. Que todos los hermanos tienen derecho a que se les respete y tengan libertad de hablar, que no tienen que abrazar el comunismo para tener verdaderas reformas sociales en sus países, solo falta que obliguen a sus dirigentes que utilicen esta Doctrina Social que, olvídense de la lucha de clases lo que hay que proteger es al pobre, al que necesita y que todos tengan derecho a recibir lo que les pertenece.
Ya es hora de que aprehendamos que nuestra iglesia quiere lo mejor para ustedes y perdonémosla por no habernos enseñado hace mucho tiempo lo que tenían escrito hace cientos de años.
Por Víctor Martell
0 comentarios