“Ten piedad de nosotros, ten piedad”
Ez 2, 2-5; Sal 122; 2 Cor 12, 7-10; Mc 6, 1-6.
Hoy el evangelio de San Marcos nos presenta a Jesús en su tierra, junto a la gente que lo conoce o, mejor dicho, que dice conocerle. Y es justo ahí, donde todo le es más familiar, donde no puede realizar milagros porque aquellos que han vivido cerca de él, que lo conocen, no quieren abrir su mente y su corazón, y se muestran incrédulos ante la presencia tan humana de Jesús.
En nuestro día a día seguramente muchas veces hemos pedido a Dios ayuda para una situación en particular, y quizá hemos esperado que nos dé una respuesta mágica o una solución espectacular. Tal vez el Señor nos ha querido socorrer a través de un familiar, una amistad, un vecino, un compañero de la escuela o del trabajo, sin embargo, como esa persona que sale a nuestro encuentro nos es conocida y familiar, en ocasiones podemos llegar a pensar que ese alguien no podrá hacer algo por nosotros.
Pidamos al Padre que nos ayude a acoger, con humildad y agradecimiento, la mano que nos tiende a través de quienes vamos encontrando en nuestro camino.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: María Raquel Estrada Díaz.
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